Segunda parte de "El invierno en tus ojos"
Nubia y Killiam comenzaron su flamante vida de recién casados, con una manada que dirigir y peligros más allá de los enfrentados hasta el momento.
La oscuridad tiene muchas formas de presentarse.
¿Podrán e...
En cuanto llegué me encontré con dos casas en llamas y todos los lobos fuera trabajando para sacar a las personas dentro de esta. Killiam estaba ahí, a punto de entrar a una donde aparentemente quedaba una niña, no podía dejarlo hacer eso solo. No llegué a detenerlo, pero eso no me impidió cuidar de él y de las personas que trajera consigo, me concentré y comencé a recitar un hechizo de protección básico, las pocas personas que estaban a mi alrededor pendientes a lo que decía quedaron mudas y a una distancia considerable, la magia no es cosa de juegos.
-Alfa-gritó uno de los lobos- ¿Se encuentra bien?
Killiam asintió al tiempo que liberaba de sus brazos a una pequeña loba que no debía tener más que unos cinco o seis años, lucía un poco mareada, pero logró ir hasta donde estaba su madre. Luego voy a tener que revisarlos, busqué con la mirada a mi esposo quién pronto vino a mi lado.
-¿Estás bien?-fue lo primero que solté al verlo cubierto de cenizas y con algunas quemaduras pequeñas- por la diosa Killiam, tú no deberías estar forzando así tu cuerpo.
-Es mi manada, debo cuidar de ellos-susurró al abrazarme con cariño, su cuerpo estaba demasiado caliente- y de ti.
-Ahora deja que yo cuide de ti y de ellos-repuse en un tono suave, al tiempo que llamaba con un gesto a uno de los lobos- ¿Podrías llevarlo adentro? Ah y diles a todos los que estuvieron en las casas que me esperen en la sala por favor.
-Claro que sí, Luna-respondió con firmeza.
-Por favor, aléjense del fuego-comencé a decir en voz alta- me encargaré de esto.
Espere pacientemente a que todos estuvieran a una buena distancia para empezar a susurrar un hechizo que apareció en mi mente de pronto, concentré todas mis energías en cada palabra y en cuanto termine una ventisca helada se llevó las llamas y el humo que se había esparcido. Las casas quedaron irreconocibles, al menos el incendio no se extendió y las personas lograron salvarse, pero ¿Qué fue lo que paso? Es muy extraño que dos casas se incendiaran de esta forma, estas personas son muy cuidadosas para que algo así ocurriera. Hable con Carla a medida que comenzaba a preparar algunos brebajes y ungüentos para los heridos, ella básicamente me dijo que dos bolas de fuego impactaron contra la manada, cuando quisieron perseguir a la persona que lo hizo se encontraron con un muñeco de palo bien plantado en la entrada. Eso no suena para nada bien, un muñeco de palo... es un tipo de magia que no conozco, aunque, el rastro que dejo... diablos ¿Cómo pude olvidarme de ese sujeto?
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Después de curarlos, me tome un momento lejos de todo. Si este sujeto pudo romper la protección que puse al territorio y lanzar un ataque así, no resistirían a otro más intenso, tengo que hacer algo, pero ¿Qué? ¿Qué puedo hacer para evitar una tragedia mayor?
Observé con cuidado los grabados de la parte trasera del libro, pase mis dedos por ellos y podría jurar que formaban una palabra, al susurrarla me vi envuelta en lo que parecía ser un sueño, un verdadero sueño lúcido. Caminaba por un sendero abundante y sumamente bello que parecía dibujar algo que no lograba reconocer, en medio de aquello logré verla, a la mujer bañada en luz cuya mirada tenía la misma dulzura que la de una madre hacia su hijo.