Segunda parte de "El invierno en tus ojos"
Nubia y Killiam comenzaron su flamante vida de recién casados, con una manada que dirigir y peligros más allá de los enfrentados hasta el momento.
La oscuridad tiene muchas formas de presentarse.
¿Podrán e...
-De alguna forma me esperaba un poco más de la famosa bruja blanca de los lobos-soltó, recorriendome con la mirada- él señor me lo dijo, después de todo el nunca se equivoca.
-¿De quién hablas?
-Es normal que no lo conozcas, después de todo ustedes simplones solo siguen a la camada más débil. Nuestro dios mal llamado El Hombre de Mimbre, te ha aceptado para ser nuestro pase al poder infinito, todo eso a cambio de la sangre que corre por tus venas-dijo pasando su dedo por mi cuello de una forma repugnante.
Me alejé rápidamente, mientras intentaba procesar lo que ese sujeto acababa de decirme, es decir no todos los días un grupo de lobos locos planean convertirte en un sacrificio para su dios. Es la primera vez que escucho de alguna manada que no le rinde culto a la diosa luna, esto explica el por qué pueden bloquear tan bien mi magia.
-¿Sin palabras bonita?
-Aunque quisiera, solo me saldrían insultos.
-Eresadorable-soltó en un tono muy desagradable.
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Edmund había ordenado que me dejaran en la parte superior de aquella estructura en honor a su dios, no sé qué clase de poder persigue ese alfa pero lo que sí estoy segura es que no tendré piedad en cuanto me libere de todo esto. Intentaba desesperadamente dar con mi madre, con mi diosa, pero de alguna forma no podía llegar a ella, el llamado se quedaba atorado en mi cabeza, sin poder salir. Al borde de la desesperación, a sabiendas de que en cualquier momento van a prender esta cosa y comenzara a arder conmigo dentro, sentí el sudor frío recorrer mi rostro. No pude evitar recurrir a mis recuerdos, a esos momento que pase con Killiam, con Cassia y con la manada, intentaba reunir fuerzas para salir de esta, porque no hay chance de que me rinda ahora. Esta gente y este dios no conoce el verdadero poder de una hija de la luna.
Lo primero que hice, con cuidado de nos ser descubierta fue deshacerme de las raíces cubiertas de barro que ataron en mis tobillos, si bien tenía las manos atadas en la espalda fueron lo suficientemente descuidados como para utilizar una soga fina. Los lobos vestidos de blanco y con esos adornos horribles cubriéndoles tanto el rostro como las propias extremidades. La imagen era extraña y pronto entendí que los seres de lo que hablaba ese alfa eran ellos mismos, traicionando a su propia madre para darle devoción a un dios antiguo y embustero. Aflojé el amarre y libere mis manos justo en el momento que cuatro de ellos, prendían antorchas y se aproximaban a los pies de esta cosa, no tengo la menor idea de cómo voy a hacer para salirme sin que esos tipos me atraparan. Comenzaba a sentir esa desesperación de nuevo, mire por donde mire estoy rodeada... antes de que contemplara la opción de salta y con la base de esta estructura ya en llamas, sentí una descarga de energía familiar, era Cassia.
