• pequeño accidente •

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--Mierda, mierda, mierda-- murmuré llevando mis manos a mi rodilla sobandola rápidamente, viendo como mis dedos se llenaban de sangre.

--Perdóname, enserio lo siento-- murmuró el idiota que me acaba de lanzar contra el piso, poniéndose a mi altura mirando mi pierna con una mueca de incomodidad.

--¿Estás ciego o qué? Deberías fijarte bien por dónde vas-- le dije haciendo el intento de levantarme, cosa que no me funcionó.

--Espera, déjame ayudarte-- dijo. Solté un quejido sorprendiendome cuando uno de sus brazos paso por debajo de mis piernas y el otro por mi espalda, levantándome del suelo.

--¿Tienes auto?-- preguntó, caminando hacia el estacionamiento de la universidad aún conmigo en sus brazos.

--Sí, es ese rojo de la esquina-- murmuré, relajando mi cuerpo al sentir un dulce perfume invadiendo mis fosas nasales.

--Necesito las llaves...--.

--Están en mi bolsillo-- Oh mierda no.

~~Espera...es que están en el bolsillo de atrás-- reí un poco, doblando mi mano hacia mi espalda intentado de alcanzarlas.

--No es por nada pero ¿Podrías apurarte? Recuerda que igual caí al piso y me duele el brazo-- mire su rostro, viendo una mueca de dolor.

--Puedes bajarme, así las alcanzaré--.

--No, solo dámelas para abrir el auto--.

--Es que no las alcanzo-- murmuré.

--¿En que lado están?-- preguntó.

--En el bolsillo izquierdo-- le respondí sintiendo un poco de vergüenza, fue un mal día para colocarme esos jean ajustados que tanto me gustan.

--Agárrate fuerte de mi cuello si no quieres caer-- asentí pasando mis brazos lentamente por sus hombros y cuello, abrazándolo fuertemente mientras sentía un suave toque sobre mi trasero.

--Listo-- asentí sin dejar de abrazarlo todavía, viendo a sus espaldas como algunas personas nos miraban fijamente, hablando entre ellos.

--Por cierto ¿Cual es tu nombre? Chico descuidado-- preguntó dejándome suavemente en el asiento del copiloto, cerrando la puerta para darse la vuelta y encender el auto.

--Erick, Erick Colón--.

--El mío supongo que ya lo conoces-- sonrió encogiéndose de hombros. Fruncí el ceño mirándolo fijamente, negando con la cabeza.

--Oh...pues es Christopher Vélez, estoy para servirte--.

...

Luego de que llegáramos al hospital me acompañó todo el tiempo.
Cuando me estaban desinfectando la herida y comencé a insultar a las enfermeras por ser tan "delicadas" comenzó a soplar en donde me habían colocado alcohol, reemplazando el dolor por una suave frescura.
También me llevó a mi casa, contándole a mis papás lo ocurrido para luego disculparse muchas veces con sus mejillas un poco (mucho) sonrojadas.
Y ahora estamos en mi cuarto hablando de diferentes cosas mientras le curo la herida en su brazo, ya que el muy pendejo no quiso que las enfermeras lo curaran por qué son muy "cuidadosas" en colocar el alcohol.

--Sabes...me gusta que tus padres sean así ¿Les costó mucho adoptarte? Digo, ya que en ese sentido las personas son muy cerradas de mente y prefie...-- solté una gran carcajada interrumpiéndolo. Ya sabía a lo que se refería.

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