• aventura •

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Estaba sentado tranquilamente en su asiento, observando a todos a su alrededor esperando ver a alguien que le llamara la atención.

Su vista se detuvo en un chico.

Era bajo, ojos verdes, delgado, tenía un abdomen muy lindo, sus caderas eran grandes y una cintura pequeña, y para que hablar de su trasero que parecía burbuja. Sus facciones eran perfectas.

Estaba vestido con una camisa de malla blanca transparente, haciendo contraste con su piel morena, unos jeans negros de cuerina pegados a su cuerpo. Era un dios griego.

Mordió su labio con deseo sin despegar su vista de él, esperando el momento exacto para comenzar a atacar.

Él se destacaba por ser un alma libre, le gustaba experimentar cosas nuevas todos los días ¿Y que mejor que ir a una fiesta? Todos los días habían personas nuevas, y no faltaba el chico o la chica que se le insinuaba y terminaba teniendo una deliciosa sesión de sexo.
¿Para que tener pareja y hacer lo mismo siempre?.

Su atención fue otra vez al ojiverde, el cual se notaba un poco molesto por la llegada de un joven, que se tomó el atrevimiento de agarrarlo de la cintura.
Frunció el ceño cuando notó que él no estaba cómodo con eso, como el otro muchacho afirmaba su agarre en él y comenzaban a forcejear.
A él no le gustaba meterse en peleas absurdas por una persona sin importancia, por lo mismo no sabía cómo explicar el enojo que estaba sintiendo en ese momento, al ver como ese joven extraño arrastraba al pelinegro a través de las personas.

Se levantó dejando su vaso de whisky en la mesa, saliendo del lugar V.I.P para emprender su camino a donde se encontraba el chico que tanto le había llamado la atención.
Estando ya a unos pasos de ellos alcanzó a escuchar una parte de la conversación.

--Te dije que me dejes en paz ¿Es que acaso estas sordo? No quiero bailar, tampoco quiero conocerte y mucho menos "divertirme" contigo--hablo fuerte y claro, provocado que el contrario lleve una mano al brazo de él y lo presione.
El chico si tenía carácter.

--Se que eres una puta ¿Cuanto quieres? Lo único que te interesa es el dinero y yo tengo mucho ¿Por que no aprovechas y hacemos un... intercambio?-- El ojiverde lo miro con asco y repudio, acercándose más a él.

--Claro que me interesa el dinero, pero también alguien que cumpla con mis espectativas y tu no tienes ninguna, entiendelo, no. me. interesas.-- Christopher quiso reír, el carácter fuerte y decidido del chico hizo que le gustara un poco más.

El otro muchacho lleno de furia pego sus labios a los de él, con fuerza y sin cuidado. El beso no duró mucho, ni si quiera unos segundos.

--¿Así besas? Vamos, me daría vergüenza insistir tanto si fuera tú besando así-- El pelinegro limpió sus labios con la manga de su camisa y rió con algo de malicia, empujando al hombre lejos de él.

Christopher no pensaba entrometerse, se dio cuenta por si solo que ese chico no necesitaba a nadie que lo defendiera, por que él era lo suficientemente malo, cruel y despiadado para sacarse a los babosos de encima.

El otro muchacho comenzó a alejarse mientras le gritaba groserías, insultándolo de puta y otras cosas más que no se pueden decir.

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