Short-Stories

• Navidad •

Estaba paseando por el centro comercial, buscando algunos accesorio y juguetes bonitos para poder regalar en esta navidad.
Se detuvo enfrente de una gran tienda al ver una pequeña cámara de color rojo en la vitrina, la observó un momento y supo de inmediato para quien podría ser.

Se dirigió a la entrada de la tienda y el guardia lo saludo cordialmente, Erick bajó su cabeza con una pequeña sonrisa en respuesta y se adentró en ésta, miraba maravillado todas las cosas que habían, tomando un pequeño carro para poder meter las cosas que quería llevar.
Lo primero que hizo fue buscar la cámara y dejarla dentro de éste.

Revisó su bolsillo y abrió la carta de su sobrino que supuestamente era para Santa, y al saber que era lo que deseaba el pequeño sonrió, caminando con calma a buscarlo.
Cuando llegó a la sección que buscaba tomó dos barbies y las metió en el carrito.

Luego buscó regalos para su madre, y se decidió en llevarle un cuadro junto a un chocolate.

Para su hermana optó por un vestido negro con un gran escote en su espalda, con una combinación perfecta de elegancia y sensualidad.

Tenía tres tías, y a cada una de ellas le compró dos pares de aros, no le interesaba demasiado si les gustaba o no, él sólo les iba a regalar algo por educación. No por agrando o cariño.

Se dirigió a las cajas, haciendo una pequeña fila para poder pagar. Cuando terminó se despidió con una linda sonrisa de la chica que lo atendió, murmurando un "hasta pronto". Lo mismo hizo con el guardia.
Caminó hasta el estacionamiento y metió las bolsas en el maletero, sacudiendo sus manos y suspirando.

Le entró una llamada telefónica.

--¿Hola?.

--Hola Ericking ¿Donde estas?.

--Estoy en el centro comercial, haciendo las compras navideñas.

--Cool. Te llamaba para preguntar si
podríamos juntarnos, en cinco minutos termina mi turno de hoy
y sólo quiero verte, te extraño
mucho.

--Claro, si quieres puedes venir y acompañarme a terminar de hacer
las comprar, luego si quieres podemos ir a comer algo.

--Estoy allá en 30.

Y terminó la llamada. Había sido corta, pero por el simple hecho de saber que se verían se comenzó a poner nervioso.

...

--Mira por donde caminas, imbécil-- Le comentó alguien, pero lo ignoró para seguir buscando a Erick con la mirada.

Las personas lo ponían tenso cuando estaba solo, se sentía observado y vulnerable.

Unos pequeños brazos lo rodearon por detrás, y su corazón se aceleró cuando reconoció ese suave y delicado tacto.
Se giró sobre sus talones, bajando un poco la cabeza para poder mirar el rostro del más bajo.

Su corazón se aceleró y las mariposas comenzaron a volar dentro de su estómago, sus ojos fueron bendecidos por observar aquella belleza, todo se sentía como la primera vez.

Llevó sus manos hasta la cintura del contrario y lo envolvió en un fuerte abrazo, inhalando el dulce aroma que desprendía de él.