Short-Stories

• locos • (2°)

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Un mes.

Un maldito mes desde que me alejé de mi Chris y sinceramente no creo que pueda soportar más.
Lo veo en todos lados, en las esquinas de mi cuarto, en el baño, en el comedor, en mis sueños.
Me estoy volviendo loco, más de lo que estoy.

--hey, señor Colón ¿Cómo ah estado?-- me preguntó el director.

--Bien-- respondí cortante, se que este viejo tiene segundas intenciones y yo solo le pertenezco a Christopher.

--Me alegro. Sabe, quiero pedirle que venga unos minutos a mi oficina para...conversar un poco ¿Le parece?-- esta vez colocó una de sus manos en mi hombro.

--¿De que quiere hablar?--.

--De sus cosas, puede decirme todo lo que quiera-- su mano bajo un poco hasta tocar mi codo.

--No, para eso tengo a mi psiquiatra-- lo corté apartando mi brazo, no pensaba seguir aguantando sus mierdas.

--Vamos, de verdad quiero estar contigo un rato a solar, quiero que confíes en mí...quiero que te sientas bien-- lo miré impresionado ¿Cómo podía ser tan asqueroso?

Le iba a responder que no, que se fuera a la mierda con sus ganas de hacerme "sentir bien" y todas sus payasadas, pero me interrumpió.

--a las 8:30 te espero, tienes que ver algunas cosas sobre tu caso-- y con eso se marchó.

...

8:20

Estaba bajando las escaleras lento por qué sinceramente no tengo muchas ganas de ver su cara, pero quedé con la duda de que tiene que hablar sobre mi caso ¿Eso no está solucionado ya? Ya me habían dicho el tiempo que tengo que pasar aquí si seguía las órdenes que el psiquiatra me daba, obviamente si no hago lo que me dicen pasaré más tiempo encerrado en este puto centro de mierda.

--¿Erick?-- me giré rápidamente al escuchar esa voz que tanto deseé volver a escuchar.

--Christopher-- no sabía que decir. Sus bellos ojos tenían unas grandes ojeras más sus pupilas estaban dilatadas, sus labios resecos más una barba de unos tres días.

--Erick, bebé, te extraño tanto-- susurró mirándome con una sonrisa apenada. sin soportar un segundo más corrí hacia sus brazos y me lancé sobre él, colocando mis labios sobre los suyos.
Sus manos bajaron para tomarme por mis muslos haciendo que enrede mis piernas alrededor de él, de un segundo a otro estaba entre la pared y su firme pecho.

--Por favor perdóname-- pidió bajando sus besos a mi cuello, saboreando con ganas como si fuera su dulce favorito.

--Chris, no es el momento-- murmuré intentado separarme, gruñó mordiendo mi clavícula para luego bajarme lentamente.

--Primero que todo tenemos que hablar, pero ahora no se puede ¿Puedes esperarme en tu cuarto? Estaré ahí en una hora o menos-- pase mis manos por su mandíbula y su frente intentado que así relajara su semblante serio.

--¿Por qué?¿Qué harás?¿A quién irás a ver?-- algo que yo amo es que me cele por tonterías.
Quizás la mayoría de las personas lo odian y todo pero yo no, me encanta que lo haga por que así siento que de verdad le importo, siento que soy importante para él y le da miedo perderme, además la carita que pone es demaciado hermosa. Un pequeño puchero adorna sus gruesos labios mientras sus cejas se juntan un poco.