• obediente •

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Voten y comenten 💟🌈

--Arrodíllate y chúpamela-- el más pequeño obedeció con sus ojos vidriosos.

-- toma el látigo y golpeate-- el chico lo hizo sacándose sangre de su espalda.

--Dime que me amas-- las palabras "te amo" salieron suavemente de sus labios, aunque no lo sintiera realmente.

--¿harás siempre lo que te diga?-- el ojiverde asintió, no le quedaba de otra.

--Di que jamás te irás con nadie y que sólo estarás conmigo-- el chico lo dijo como si de una grabadora se tratase. Odiaba tanto su vida.

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--¡Erick, ven ahora mismo!-- el menor salto del susto en su lugar, levantándose rápidamente mareandose un poco por el repentino movimiento pero aún así no se detuvo.

--¡Erick!-- corrió un poco más rápido por las grandes escaleras hasta llegar al primer piso y llegar al lado del mayor.

--Perdón por la demora, estaba durmiendo y-y...-- nervioso el chico intentó explicar, sintiendo como sus piernas y brazos tiritaban levemente.

--Cállate ya, no seas tan ridículo-- lo cortó el moreno. Tomó sus manos bruscamente y lo tiró para que caiga en sus piernas.

--Joel, basta-- pidió al sentir como las manos de este lo tomaban de su trasero para moverlo de adelante hacia atrás.

--Hoy vendrá un amigo, quiero que seas obediente ¿Oíste?-- Erick asintió, intentando aguantar las náuseas que le provocaba el contrario cuando lo tocaba.

--Ahora desnúdate-- ordenó.

--Pero...-- intentó cuestionar, siendo callado por un brusco beso.

--Hazlo, ahora-- y así lo hizo, no puede hacer nada para evitar todo esto.

Luego de que el moreno haga lo que quisiera con el débil chico lo dejo en el sillón para salir a buscar a su amigo al aeropuerto.

El ojiverde se quedó unos minutos más ahí pensando en que hubiese pasado si se abría quedado en cuba, si hubiese preferido quedarse en casa con su familia trabajando muchos turnos extras para tener un poco de dinero que tener esta vida de millonario con un hombre completamente extraño que solo le daba dinero a cambio de su cuerpo.
Le daba asco, se daba asco.

El celular fijo de la casa sonó y Erick se levantó para contestar.

--¿Hola?-- preguntó a través del parlante.

--¿Joel? Pendejo, llevo esperando más de una hora y tú no llegas-- A Erick le dieron ganas de reír por el tono de voz con el que habló aquel extraño.

--Perdón pero yo soy Erick, el sirviente del señor Joel y él salió hace unos minutos diciendo que iba hacia el aeropuerto-- del otro lado vino un corto silencio.

--Disculpa, no sabía que Joel tenía un sirviente-- Erick se encogió de hombros aún sabiendo que el chico no lo podía ver.

~Mi nombre es Christopher Vélez, pero me puedes decir Chris-- Erick sonrió pensado en como un hombre tan pesado y antipático podría tener un amigo tan amigable.

--Un gusto señor-- respondió.

--¡Eh, Joel!-- escuchó la voz de Christopher a lo lejos-- Bueno Erick, fue un gusto hablar contigo, espero que podamos hablar mejor cuando lleguemos-- murmuró, Erick no borró la bella sonrisa que tenía, el hombre era muy simpático.

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