Me mire en el espejo de mi habitación, observé mi cuerpo, mi rostro, mi cabello, el uniforme de mi escuela y sonreí, mierda estaba bellísima o al menos eso me hacía creer a mi misma.
Mi vida podría describirse como una muy deseada, lo tenia todo, mis padres estaban juntos y se amaban, asistía a una escuela prestigiosa, cabe mencionar que la mejor de Canadá, tenia las mejores calificaciones de mi curso y la mayoría de los chicos que sabían de mi existencia intentaban conquistarme, aunque en realidad últimamente muy pocos lo intentaban, habían escuchado aquel rumor de que no pude seguir adelante luego de que Steven terminó conmigo (en parte era real).
Y por mas que odiaba admitirlo me faltaba amor, algo tan tonto para algunas personas, en mi caso me hacía sentir como un robot, sin emoción ni sentimiento alguno, porque sin duda el amor era aquello que nos hacía sentir vivos. Me faltaba alguien que me amara por lo que soy y que se enamorará hasta de mis imperfecciones—cabe mencionar que eran demasiadas—. Alguien que anhelara quererme por mi personalidad y no solo por mi físico, que me quisiera por mi inteligencia, mi forma de ser y mi sentido del humor.
No sabía lo que era amar o lo había olvidado por completo, hace unos años había amado, de una manera única y sincera, pero ha pasado tanto tiempo desde que ame a alguien que ya se me olvido por completo lo que es sentirlo, lo escondí demasiado bien que incluso ni yo misma recuerdo donde lo dejé.
Lo había hecho, había sentido realmente lo que era amar, el problema fue que aquella persona no me amaba de la misma manera y en consecuencia poco a poco se fue convirtiendo en un amor tóxico, llegó a tal punto que de nada servia demostrar lo que sentía si a esa persona no le interesaba y solo generaba mil inseguridades en mi.
Cometí el error más grande que una persona puede cometer, deje de amarme a mi misma, porque aunque algunas veces me agrado físicamente no logro llegar a amarme, fingía hacerlo, fingía que todo en mi estaba bien cuando no era para nada cierto, me irritaba, porque me sentía vacía.
¿Cómo podía pretender que alguien me ame si ni siquiera podía hacerlo yo misma?, ¿entienden lo que es eso?.
Baje a desayunar, si seguía así llegaría tarde al colegio y no quería causar más discusiones con mi padre.
Cómo todas las mañanas mi padre se encontraba leyendo el periódico y tomando un café, en cambio mi mamá tomaba una taza de té de manzanilla, su preferido.
—Buenos días Allison, ¿cómo has amanecido?—saludo mi papá con una sonrisa tal como lo hacía habitualmente.
Por fuera él podía lucir como un hombre amable pero era el mismísimo diablo en persona, era una de las personas que causaba mis inseguridades, que me hacía sentir menos.
—Podría ser peor—respondí con ironía.
El coloco su periódico sobre la mesa y comenzó a observar mis ojos, levante mis cejas en señal de duda.
—Allie, algo que tengas que comentarnos—carraspeo—nos cito el director.
En ese momento supe que se trataba de lo ocurrido en clases el jueves, había llegado tarde a clases por la muerte de mi chofer y ese día tenía un examen importante. El profesor no quiso dejar que lo hiciera por demorarme diez minutos, me enoje con él y comencé a insultarlo.
No por justificar mis actos pero tenia mis razones, había estado estudiando para ese examen todo un mes, durmiéndome todas las noches tarde por estudiar y que me vaya perfecto... para enorgullecerlos.
El director había mencionado dias después que hoy tendría una charla con mis papás, no tenía idea si era para hablar de una posible expulsión o otra cosa.
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El inexplicable sentimiento de amar
Novela Juvenil"Muchos dicen que amar es ver la perfección en una persona. Yo creo que no, amar es ver cada jodido defecto y verlo perfecto a su manera"