CAPITULO 6

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Acepte salir con Alex no porque quisiera, simplemente había estado toda una semana molestándome y no se detuvo hasta que escucho un si salir de mis labios.

No me emocionaba la idea de salir con alguien, estaba aterrada a decir verdad, no por Alex sino por mi.

No había tenido ni siquiera una cita desde que termine con Steven, había causado una gran herida en mi, estaba tan ciega, porque lo amaba, el lo era todo para mi y el error más grande que pude cometer fue entregarle absolutamente todo de mi.

Confié en el, cada día hacia un intento de demostrarle mi amor, le decía que tan importante era para mi, sabía que de por si estaba rota y aún así en vez de ayudarme a reconstruirme me destruyo más, me destruyo de la manera más dolorosa posible, lentamente, con pequeños actos.

Estaba tan segada por el amor que le tenía que no me importaban aquellos comentarios dolorosos hacia mi cuerpo, me manipulaba, me hacía creer que lo que estaba mal era yo, intenté cambiar, hacerlo por el...

Estuve  alrededor de dos años yendo al psicólogo porque sentía que algo estaba mal en mi, que era mi culpa que él no me quisiera, de nada servían las sesiones porque al llegar a casa esos pensamientos volvían a mi y nuevamente todo se desmoronaba.

Compraba ropa todos los fines de semana, vestidos ajustados que a él le pudiesen gustar, deje de usar la ropa que a mi me gustaba porque sabía que a él no le agradaba para nada.

Intente hacerle cartas expresándole todo mi amor por meses, diciéndole que lo necesitaba, que me estaba rompiendo por dentro y que si él continuaba a mi lado iba a lograr salir de aquella situación y en aquel entonces lo más importante para mi... saldría de esa situación a su lado.

Se acostó con la hija de la profesora de inglés, lo hizo más de una vez y aun así no tuve el valor de terminar con el, tenía la esperanza de que él cambiaría, de que lo haría por mi.

Lo invité a una cena lujosa, el lugar era increíble, teníamos a la vista todos los edificios de Toronto, algo íntimo para los dos, estaba tan entusiasmada por esa cena, me puse un vestido rojo ajustado que hacía resaltar mis pechos lo suficiente para volverlo loco y me hacía unas piernas increíbles, me planche el pelo, me maquille lo mejor que pude y me veía increíble.

Llegue al lugar con toda la emoción del mundo, me atendieron de lo mejor, pasaron cinco minutos, quince minutos, media hora, dos horas y él nunca llegó.

Con toda la angustia del mundo me fui del restaurante, camine más de veinte cuadras para llegar a mi casa, nunca había llorado tanto por el, no lo merecía y me prometí a mi misma que no derramaría ni una sola lagrima mas por el.

Me había quitado todo, no se llevaría ni una lágrima más mía.

El lunes siguiente estaba dispuesta a mandarlo a la mierda, decirle cuanto asco le tenía y lo vi, lo vi besuqueando a la misma chica con la que me había sido infiel, como sino le importara lo que piense el resto, como si se hubiera olvidado que su novia era yo.

Más tarde el mismo día se me acercó y me dijo algo que aunque no lo quisiera me seguiría doliendo.

"—Creo que no hace falta aclarar esto pero nosotros no estamos juntos desde hace un tiempo y por si no lo entiendes estoy terminando contigo."

Y fue entonces cuando me di cuenta que no, yo no estaba rota por el, yo siempre lo había estado, solo que él fue la excusa perfecta que encontré para fingir estar bien cuando no lo estaba.

Si definitivamente estaba lista para salir con Alex la pasaría bien y me divertiría—bueno ni yo me lo creía—tengo miedo, de abrirme a él como me abrí con Steven.

El inexplicable sentimiento de amarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora