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El nerviosismo es la sensación que más define lo que siente Josh en éstos momentos.

Caminan juntos él y Brendon por los pasillos para llegar a la oficina de Bill; uno que otro de sus compañeros los miran al pasar, algunos susurran cosas entre sí.

A todos les parece muy extraña la decisión que tomó Bill, varios oficiales han tardado mucho tiempo tratando de complacer a su jefe para que les asigne un trabajo en la sección más alta. Pero muy pocos han complacido a Bill Dun.

El azabeche mira de reojo a su compañero y suspira.

—Sí, yo también tengo miedo— dice Brendon.

El teñido voltea a verlo.

—No tengo miedo— responde Josh—, estoy nervioso, y no es lo mismo.

—Bueno, pues yo sí tengo miedo. No por tu padre, sino por el cambio tan drástico que hizo.

—Cierto, yo estoy nervioso por esa razón. Pero los mejores no son los que pueden hacerlo todo, sino los que se adaptan a todo tipo de situaciones.

—Gracias por las palabras— agradece Brendon con una sonrisa.

Josh asiente con la cabeza y llegan a la oficina de Bill, los dos suspiran y tocan la puerta con sus nudillos a la par.

—Pueden pasar— dice Bill desde el otro lado de la puerta.

El teñido y el azabeche entran y divisan a dos hombres, además de ellos, parados a un lado del escritorio de Bill; se paran frente a la puerta y posan sus manos detrás de sus espaldas.

—Buenos días— saludan Josh y Brendon.

—Buenos días— responden los dos hombres que están parados frente a ellos al unísono.

—Muy bien, ya que están los cuatro, puedo intercambiar sus itinerarios— habla Bill y los cuatro voltean a verlo—. Primeramente, la razón del cambio no es porque ninguno de ustedes sea mejor o peor haciendo su trabajo, ustedes cuatro son de los mejores.

Josh siente que va a estallar en carcajadas de alegría por lo que acaba de decir su padre, pero se contiene para no parecer inmaduro e infantil.

—La razón es muy simple, aunque prezca algo complicado— continua Bill—; ustedes cuatro son de los mejores físicamente, pero dos de ustedes están más preparados mentalmente, yo confío en que sea así.

Bill gira su mirada a Josh y el teñido se sonroja un poco.

—Muy bien, ya que todo está dicho y hecho, pueden retirarse para cumplir con sus nuevas labores.

Antes de que alguien más pueda decir algo, suena la alarma principal; el estruendoso sonido sonando en sus tímpanos hace que Bill se de cuenta de lo que se trata.

Una fuga.

Bill maldice entredientes, toma su radio y sintoniza a los guardias de las torres de vigilancia.

—¿Qué pasa?— habla Bill y se levanta de su silla para mirar por la gran ventana que hay a un lado de su escritorio.

Josh y Brendon se quedan un poco perplejos por lo que está pasando, pero los otros dos sujetos salen corriendo por la puerta para atender la situación.

—Creo que también deberíamos salir a ver qué pasa— opina Josh y Brendon asiente.

Antes de que puedan salir por la puerta, Bill llama su atención:

—No, es mejor que vayan a verificar que los otros reclusos estén en sus celdas. Me informaron que hubo una fuga en la sección 3.5, pero necesito que todo lo demás en esa sección esté bien, vayan.

Josh y Brendon asienten y salen corriendo por los pasillos hasta llegar a su destino. Al llegar, intentan abrir la gran reja de la sección pero se percatan de que alguien la forzó; Brendon dice unas cuantas maldiciones y Josh entra por delante de él.

Al entrar, escuchan varios insultos por parte de los que habitan esa sección, algunos gritan cosas insinuosas y otros se burlan de cómo lucen.

—Que molestos sujetos— opina Brendon en susurro.

Caminan los dos juntos por los pasillos de la sección y se sercioran de que la mayoría de los presos estén en sus rejas.

—Creo que mi padre me comentó que en ésta sección son veintidos reclusos en total— dice Josh y mira a su alrededor mientras van caminando—. Uno, dos, tres, cuatro, cinco-

Mientras Josh trata de contar todas las celdas con reclusos, Brendon camina hasta el final del pasillo y observa que una celda también está forzada.

—Solo escapó el de la celda veintidos— grita Brendon para que el teñido pueda escucharlo.

Josh camina hasta donde indicó su compañero y corrobora que fue así. El recluso de la celda veintidos escapó.

Brendon enciende su radio, sintoniza el canal de Bill y le informa todo lo que han visto.

—Es Weekes— concluye Bill através de la bocina de la radio—, Dallon Weekes es quien debería estar en esa celda.

Josh toma la radio de Brendon y habla:

—¿El sujeto que atrapé hace tres años?— pregunta.

—Sí, William, ese sujeto— responde Bill—. Pero también verifiquen la celda veintiuno.

Brendon camina hasta la celda que les indicó Bill y no ve rastros de alguien en ella.

—No hay nada— informa Brendon—, pero está cerrada con seguro.

Bill dice unas cuantas cosas inentendibles através de la bocina de la radio.

—No salgan de ahí, vigilen a los demás reclusos, enviaré escoltas a buscar a esos dos— dice Bill con enojo y apaga su radio.

—¿Qué hacemos?— cuestiona Brendon a su compañero.

—Esperar instrucciones.


HIBRISTOFILIA | joshler.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora