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Era muy pero muy seguro de que recibiera un regaño de parte de Hae por no avisar que no llegaría a casa esa noche y aparecerse justo al día siguiente, preocupándola. Varias disculpas de mi parte fueron necesarias. Hasta que por fin me había ido a encerrar a la habitación.

Ya habían pasado dos días de todo lo que sucedió y con Jin no habíamos hablado, tenía tanto miedo de que me rechazara de todas las maneras posibles, que me pida que no lo vuelva a ver. En algún momento teníamos que enfrentarnos, mañana ya comenzaba de nuevo las clases luego de estas vacaciones.

Mis padres habían llamado deseándome suerte, Hae no había hablado sobre el incidente y estaba agradecido por ello, sé que aún no alcanzo la mayoría de edad y fue irresponsable de mi parte, por lo que no volverá a suceder. No quería que me regresaran a Busan.

En el grupo que teníamos para charlar con todos los chicos, con Jin apenas nos contestamos, era notorio que trataba de evitar y para no poner todo más complicado, mandaba mensaje como si no me acordara de lo que hicimos, de esa manera se veía más cómodo.

Ya habíamos terminado de cenar con Hae, y la rutina de estos días, ahora yo tendría clases a la mañana unas cuatro o cinco horas, luego tendría la tarde libre, al menos eso creo. Pero no me voy a quedar de brazos cruzados mientras Jin trata de evitarme, de alguna manera haré todo hasta lo imposible por no perderlo.


○•○•○


El día había llegado, después de un buen desayuno iba de camino a mi nuevo instituto, el uniforme bien arreglado y con mi bello rostro para empezar una nueva vida con nuevos amigos, aunque es claro que ninguno de mis amigos estaría aquí, Taehyung empezaba las clases en la universidad, Yoongi, Hoseok y Jin también y además de que trabajaba era mucho esfuerzo.

Puedo decir que extraño a Jimin, él era mi mejor amigo con el cual nunca la pasaba solo en los recreos, pero había conocido a otros amigos además de él y también los extrañaba, esperaba poder encajar en este lugar, luego de que en unos años me convierta en CEO de la empresa de mi padre a tan corta edad, daría mi mayor esfuerzo.

Puede que me haya perdido un poco entre tantos pasillos y escaleras, ya sabía en que salón estaría, que es lo que me tocaría estas horas no tenía idea de ello. Al llegar al salón vi algunos chicos y chicas sentados, aun no estaba del todo lleno, así que tomé asiento justo en medio de todas las filas de sillas y mesas.

Distraído con mi celular no tenía en cuenta cuando entraban los alumnos, no era algo de mi interés hasta que alguien que se sentó justo al lado. Notaba que me estaba mirando y no era nada discreto hasta que volteo a verlo.

—Yugyeom?

Quedé sorprendido en cuanto lo vi y más sonriéndome. Con un saludo de manos y un pequeño abrazo empezamos a charlar unos cuantos minutos hasta que llegara el profesor.

Copiar del pizarrón, recreos, comida, presentaciones y charla con los amigos de Yugyeom, fue un día bueno para empezar. Esperaba que todos los que siguieran fueran buenos.

Los días pasaban, en cuanto, iba contándoles a mis padres sobre las clases y como había comenzado. Pero con respecto a SeokJin, hablábamos tranquilamente, aunque cuando mencionaba el querer salir con él tenía una excusa para cancelar. Por eso le pedí la dirección de su departamento a Taehyung, inventando que le quería llevar algo de regalo.

Estando justo en la puerta, veía por el vidrio a lo que parecía ser una recepcionista. Una chica salía del edificio y aproveché para entrar antes de que se cierre la puerta.

Haciendo una reverencia a la joven que cuidaba el edificio, me acerqué a preguntarle en que piso vivía Jin. También mostrando la bolsa que llevaba en mano, si un regalo, pienso que la comida le gustará. Hae cocina muy bien.

Despidiéndome nuevamente con una leve reverencia, fui hasta el ascensor, marcando el cuarto piso, esperaba que no me echara o me cierre la puerta en la cara. Creo no haber hecho nada malo, no pude aguantar más el guardar mis sentimientos y el alcohol fue el descarado de hacerme hablar con toda valentía.

Buscando el número de su departamento, el cual había unas tres puertas, no fue difícil encontrarlo, ahora lo difícil sería tocar la puerta y que me invite a pasar, como un buen recibimiento.

Hasta el momento en que abrió la puerta y ambos no dejábamos de mirarnos, ni un hola, ni un qué haces acá? Ni un pasa y siéntate. Sentía un hormigueo en mis dedos, no sé si es emoción por verlo o nervios de que me eche.

—Hola... puedo pasar?

Si él no iba a preguntarlo entonces yo lo haría, pero no dijo nada, solo asintió con la cabeza ligeramente y haciéndose a un lado dándome paso. Por fin estaba en la casa de mi querido amor platónico si se podría decir así.

—Te traje comida, la hizo Hae...

Levante la bolsa un poco para que la tomara, y fue justo lo que hizo, fue a dejarla a la cocina, sino donde más lo dejaría? No creo que la vaya a tirar...

—¿Qué te trae por aquí? Seguro alguno de ellos te dio mi dirección...

Eso parecía una queja, al menos en el tono que lo dijo junto con un suspiro de cansancio. No quería molestar, tal vez estaba agotado de tanto trabajo o necesitaba su espacio solo.

—Estaba preocupado... Desde la fiesta que no nos vemos o tratas de evitarme...

—Yo no...

—Si lo haces, me di cuenta Jin...

Suspiré profundo dejando de verlo a los ojos y enfocándome en otra cosa de la casa.

—Perdóname, no debía hacerlo

—Tenemos que hablar de esa noche, lo recuerdas, igual yo, no hay porque evitarlo

Me acerqué decidido y a luchar por lo que quería, y aunque Jin me pasara por unos centímetros eso no impidió de lo intimidara. Queriendo ocultar sus nervios al no hacer contacto visual.

Él sabía de mis sentimientos, pero había algo que lo detenía a no avanzar conmigo y es que puede que no me corresponda de la misma forma, pero voy a encargarme de que la respuesta sea positiva, voy a esperar lo que sea necesario hasta que esté listo. Y aunque intercambiamos unas pocas palabras luego del silencio en la sala, terminamos jugando nuevamente entre las sábanas de su cama, agotados y esta vez conscientes de lo que hicimos. 

Give Up?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora