CAP. 9.

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La lluvia caía ahora por mi cuerpo sin piedad, eso era una de las muchas cosas malas que tenía nuestro hogar, que no tenía techo. 

Almacenamos todo al final del callejón y intentamos colocar una manta sujeta por dos pinzas justo encima de nosotros. Bastó los primeros 20 minutos pero cuando eso comenzó a almacenar agua, se hundió sobre nosotros en una escena algo graciosa. 

-¡Mierda Louis! 

Levanté la manta entre risas viendo como Zayn reía también, ahora su pelo empapado y pegado a su frente. 

Se escondió en el hueco que habíamos hecho para el baño y yo dejé la manta mojada en uno de los estantes para irme corriendo hacia él después. 

Me extendió una manta seca y me senté en el suelo con cuidado, viendo como él me imitaba observando la descomunal tormenta. 

-¿Vas a ir a trabajar de verdad? 

-Claro Zayn, tengo que ir, sino no comemos. 

-Pero... ¿Y si te cae un rayo encima? 

Solté una carcajada y le pegué levemente en la pierna, oyendo como él reía también por mi reacción. 

-Sí me cae un rayo encima recuerda que en otra vida yo seré millonario. 

-Claro Louis, lo que tú digas amigo. 

Miré el reloj que habíamos guardado para que no se estropeara y me levanté dándole la manta y removiendo algo su pelo mojado. 

Me miré en el espejo, viendo las gotas cayendo por mi pelo y mi ropa totalmente mojada ya. 

-Me voy. No salgas hoy eh, que te conozco. 

-Sí mamá- Dijo con burla consiguiendo una ronda de cosquillas que no le gustó para nada. 

-¡Louis basta! ¡Vete ya! 

Respiré hondo y salí de ahí comenzando a correr sobre la manta de agua que caía por toda la ciudad. Esos días eran los peores para la gente como nosotros. Estaba bien porque si no habías encontrado ninguna fuente, ahí podías limpiar la ropa que estaba sucia pero si no, eso simplemente era una fuente de enfermedades próximas. 

La mansión de los Styles estaba como siempre bien iluminada, se veía de lejos y en ese día lo agradecí ya que las nubes eran grises y la lluvia apenas dejaba ver por donde pisabas. 

Toqué el timbre de la puerta que separaba el jardín principal de la calle y una voz asquerosa me recibió como si realmente no hubiera visto por la cámara quién era. 

-¿Sí? 

-Mark abre la puerta. 

-¿Quién es? 

Me quedé callado mirando a mi alrededor, notando el agua ya por todo mi cuerpo. 

-No me jodas y abre la puerta. 

-¿Quién es? 

Suspiré profundo armando a mi ser interno de paciencia, contando hasta diez varias veces en mi cabeza. 

-Soy Louis. 

-Oh, no conozco ningún Louis, lo siento. 

-¡Mark! ¡Joder! 

Volví a tocar pero nadie contestó. Lo intenté varias veces más pero seguramente le habría quitado el sonido al aparato y nadie podría agarrarlo, tampoco es que lo fueran a hacer… 

Me tiré hacia atrás viendo el tamaño de la verja, observando cómo lejos, en las puertas de la casa, había varios guardias que observaban desde ahí. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora