CAP. 29

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Ese día lo empecé mal. 

Cuando me levanté me di cuenta de que nos habíamos quedado sin la comida necesaria y, por si eso no fuera demasiado problema, faltaba más de una semana para que pudiera cobrar mi sueldo mensual.

Todo fue culpa de mi maravillosa idea de obligar a Zayn a comprarse ropa nueva. 

Él estaba demasiado martirizado con la idea de que yo lo estaba manteniendo y la mayoría de las veces dejaba de hacer cosas cotidianas simplemente para no gastar. El día que me lo contó, Harry, él y yo nos fuimos a comprarle ropa y aunque Harry se empeñó en pagar él, conseguí convencerlo de que Zayn no era yo y que a él no tenía que pagarle nada. 

Me duché rápidamente y salí de ahí sin desayunar nada, con el tiempo justo para llegar a casa de los Styles y escabullirme en los brazos de Harry como salvación a todos mis problemas. 

Saludé a Liam y estuve hablando con él un par de minutos en los que solo me expresó su preocupación por el resfriado leve que había pillado Zayn. 

Cuando Liam se calmó, entré en la casa disfrutando de su calidez y calor, caminando a la cocina mientras dejaba mi chaqueta en el sitio de siempre y veía a Tina ordenar todo en la bandeja de todas las mañanas. 

-Buenos días Louis. 

-Hola Tina, ¿Cómo estás? 

-Bien, un poco cansada pero bien. Ten cuidado con el termo, está muy lleno. 

Asentí agarrando la bandeja y caminando fuera de la cocina con mis pies firmes hasta la habitación de Harry, llegando en poco tiempo y pegándole con cuidado a la puerta para escuchar su voz al otro lado. 

Abrí con cuidado y dibujé una sonrisa en mi boca cuando lo vi salir del baño, sus manos haciéndose un moño y sus pies caminando hacia mí para dejar un beso en mi boca. 

Me separé dejando la bandeja en la mesa y soltando una pequeña carcajada cuando noté que agarraba mi cara y comenzaba a dejar besos por toda, sentándose después en la silla de siempre. 

-Tina me ha dicho que está muy lleno, que lleves cuidado. 

Él asintió agarrando el termo y haciendo lo mismo que todas las mañanas ahora con mucho más cuidado, haciéndome reír. 

-No sabes lo que me han contado- Dijo él poniendo té en la taza- ¿Te acuerdas de Antoine? 

-¿Debería?- Pregunté agarrando la taza que me extendía.

-Mi amigo francés, ese que fuimos a la fiesta y nos quedamos en la casa rural. 

Asentí recordando quien era y le di un trago al té sintiendo como bajaba ardiente por mi garganta. 

-Dicen que se ha prometido con un hombre. 

Abrí mis ojos con sorpresa y él asintió dibujando una sonrisa en su boca que fue tapada cuando bebió de su taza. 

-Qué valiente por su parte. 

-Pues sí, tendremos que ir a boda. 

-¿Yo también? 

-Claro, tú me acompañaste a la fiesta de su cumpleaños y recuerdo que me dijo que pronunciabas bien para no saber francés, le caíste bien. 

-¿Cuándo pensabas contarme eso?- Dije con una sonrisa que fue contagiada a su boca. 

-La verdad que no estaba en mis planes, ¿Recuerdas la frase? 

-No la pienso repetir, si es a dónde quieres llegar. 

Una orden || Larry Donde viven las historias. Descúbrelo ahora