XII. Regalo de Navidad

121 15 31
                                    

  La idea era simplemente poner en movimiento a las cartas Sakura. 

Kerberos había advertido que las cartas que menos se utilizaban debían usarse al menos una vez cada seis meses, ya que de otra forma podrían lidiar con una carta hiperactiva.

Nadie consideró  que la carta resultara más enérgica  que un infante después de comer una bolsa de caramelos. 

—¡Sakura! —Aquel momento había sido muy rápido. El futuro líder del clan Li, trató de acercarse a Sakura pero la carta saltaba sin parar casi al punto de hacer caer a su dueña. 

—Change, ¡No! ¡Quieta! Shaoran, aléjate… —La advertencia había llegado muy tarde. El chico tomó la mano de su novia y luego un resplandor inundó  todo el jardín trasero de la mansión de los Li.

A Shaoran le había tomado un par de minutos para sentirse capaz de abrir sus ojos. Justo en el momento en que los abrió, el sonido  de su propia voz le indicó que algo habían salido mal.

—¡Ni se te ocurra tocarte! —No tomó  más de unos cuantos segundos para entender que quién le hablaba desde su cuerpo era su prometida. El chico bajó la mirada y se encontró con curvas que en definitiva no le pertenecían.

—¡Shaoran!

—¡¿Sakura?! ¡Lo mismo debería decir yo! Ni se te ocurra tocar algo de la cintura para abajo!.

Sakura, en el cuerpo de Shaoran, se sonrojó completamente ante las palabras del chico mas  la curiosidad podía aún más al ser capaz de ver su figura desde los ojos de su novio. La dueña de las cartas, miró fijamente el que era su cuerpo.

—Sakura, no… ¿Por qué me miras de esa manera? ¡Es tu  cuerpo!

—Por eso mismo me estoy viendo… vaya así que así me veo con esa falda… mis piernas se ven maravillosas… con razón siempre me dicen que debería ser modelo…

—¡Sakura esto es incómodo! No me veas… digo ¡no te veas de esa manera! —Shaoran sentía que estaba rojo como tomate por la vergüenza.  El chico, por instinto, hizo a cruzar los brazos pero en ese momento se percató que había un par de cosas que le impedían hacerlo. Sakura notó  como su prometido bajaba la mirada y miraba los atributos del que era ahora su cuerpo.

—¡Li Shaoran! No… no veas mi…. ahhhgggg —El reclamo de Sakura quedó en el aire al sentir una de las señales fisiológicas que le enviaba el cuerpo de Shaoran—. Ay no puede ser… Shaoran, ¿Tomaste mucho líquido antes de que llegara?

El hechicero se quedó confundido mientras analizaba las palabras que su novia le había dicho, pero sus ojos se abrieron como platos al entender lo que su prometida trataba de decir. —¡No...no...no..no...ni se te ocurra Sakura! ¡No vas a ir al baño...no puedes! ¡Aguanta!

—¡Obvio que no puedo Shaoran! —Mirando a ambos lados, la chica bajó aún más la voz y se acercó a su novio—. Las chicas se sientan...yo...sé que los chicos...están de pie y...no se como...y..¿Debo sostenerlo? 

—¡No! Si tienes que ir cierras los ojos y yo...yo...lo sostengo…

—¡No! Mis manos no  van a tocar...tu…¡ay carajo!... —La mirada esmeralda, ahora de Shaoran, se abrió completamente al escuchar a su propia voz, ahora la de Sakura, maldecir tan abiertamente.

La voz de las hermanas de Shaoran los hizo entrar en pánico. Sin pensarlo, Sakura tomó la mano de su prometido  y salieron corriendo.

—¡Sakura! No corras tan rápido esto es...incómodo…

—¡No son tan grandes! ¡Deja de llorar! Además no es tan fácil correr con…

—¡No lo digas!

¡Todo es Culpa de Clow! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora