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Encendí el agua caliente y luego la fría para que se templara. Mientras esperaba a que eso ocurriera, me deshice de mi ropa, dejándola arrojada en el suelo frío. Me miré en el espejo ya completamente desnuda y, en mi abdomen, pude notar una marca de embarazo, o como le dicen, una “estría”. Recuerdos llenaron mi mente, levanté con cuidado el pelo que yacía arriba de mi oreja derecha para poder ver la cicatriz que tenía hecha a causa de la operación que debieron practicarme luego del accidente. Una jaqueca insoportable se apoderó de mi cabeza y no se iba por ningún motivo. Recuerdos, recuerdos y más recuerdos apoderados de mi mente. Zayn corriéndome por su casa, besándome el vientre. Bañándome con él. Acariciando mi vientre mientras mirábamos el atardecer desde el balcón de la habitación de Zayn. Hermosos, pero dolorosos recuerdos iban y venían sin detenerse.
“Necesito ser fuerte”, me dije a mi misma frente al espejo que dejaba ver mi cuerpo desnudo, y lastimado.
Me metí en la ducha sin dar más vueltas. Permanecí bajo la lluvia artificial por lo menos, por unos 30 o 35 minutos. Al salir opté por depilarme, quería mantener mi mente enfocada en otra cosa. Al acabar con mis piernas, pasé a mi rostro y así a mis axilas. Ya depilada y bañada salí para buscar mi ropa interior. Un conjunto que no reconocía como mío apareció en mi placard. Sin tomarle mucha importancia me lo coloqué. De seguro me lo debo haber comprado antes del accidente, pensé.
Luego de habérmela colocado, esparcí por mi cuerpo entero, mi crema corporal de esencia de vainilla, delicioso. Me coloqué el pijama y puse la alarma para poder levantarme temprano al siguiente día.
Al apoyar la cabeza en mi almohada y cerrar los ojos, algo me faltaba, mejor dicho… alguien, y tiene nombre y apellido: Zayn Malik. Traté de conciliar el sueño por horas, no quería molestar a Larry, ya que dormía plácidamente en su cuchita, la cual había sido un regalo de Louis y Harry por haberle puesto el nombre de ambos en uno solo. Di vueltas y vueltas en mi cama, no podía pegar el ojo. Miré el reloj, éste marcaba las 4: 57 de la madrugada. ¿Si llamo a Zayn, se enojará? De seguro, debe de estar por su quinto o tal vez noveno sueño.
Coloqué las piernas sobre la pared, las bajé al piso, recorrí mi habitación, miré fotografías, jugué con Larry hasta que se durmió, leí papelitos que me mandaba con mis compañeras en clases, encontré una foto de mi mejor amiga de bebé, la cual le había robado para fotocopiarla y tenerla siempre conmigo. Había fallecido hace más de 5 años a causa de cáncer pulmonar. MALDITO CÁNCER. Tendría que existir una cura para eso, o simplemente, esa enfermedad, no tendría que existir. Recordando momentos con ella y todo, logré dormirme.
- Bueno, Señor Malik, usted debe de saber algo.- Dije seria sentada en frente de él.
- Señorita, soy todo oídos.- Respondió de la misma forma.
- ¡Mentiroso! Yo sólo te veo como Zayn, no como una oreja gigante.- Respondí haciéndome la ofendida por su “mentira”.
- Ya.- Dijo riendo.- Dime, ¿qué es tan importante como para que me llamaras a éstas hora? Sólo falta media hora para que comencemos a alistarnos, hay clases, _____.
- Bueno, te lo digo…- Guardé silencio.- Su objetivo, Señor Malik Army, ha sido conseguido.
- ¿Mi objetivo?- Me preguntó confundido-
- Su objetivo, el volver a enamorarme.- Respondí de lo más tranquila.
- ¡Por Dios, ___! Te amo mi vida, te amo. Nunca dejé de hacerlo, siempre te amé. Desde antes de proponerme eso, pero sabía que no me darías ni la hora por haber sido tan estúpido, ahora lo sabes. Te amo desde primer año de secundaria, por eso te molestaba tanto, por eso estuve con todas las chicas que estuve, sólo para darte celos, pero nunca te moví un pelo. Y cuando te tuve conmigo, fue asombroso, nuestra primera vez, cuando nos enteramos de tu embarazo, todo junto a ti fue hermoso, y así seguirá siendo por toda la vida, y… ¿sabes por qué?- Negué con la cabeza, impresionada por su confesión.- Porque quiero que seas mi esposa.
Desperté exaltada, ese sueño había sido demasiado. Y… ¿si esa confesión era cierta? No, no debe ser, pero, ¿si lo es?
Rápidamente me levanté de la cama y me dirigí al baño para así darme una ducha rápida y vestirme. Salí y me cepillé el pelo, dejándolo húmedo caer por mi espalda, así, formándose hondas naturales en las puntas. Me maquillé levemente, delineador y corrector de ojeras. Algo de maquillaje cerca de mi bien formada ceja, ya que allí tenía una cicatriz que se veía horrible.
Bajé rápido la escalera, provocándome un mareo. Al llegar a la planta baja, me adentré en la cocina y me encontré con Lea, cocinando lo que parecía omelettes.
- Buen día.- La saludé seca.
- Hola linda, ¿se sientes bien?- Saludó feliz.
- Bien, gracias. ¿Tú?
- Bien, mejor que nunca
- Qué bueno, oye… ¿se nota la cicatriz de mi ceja?- Le pregunté apuntando mi cicatriz.
- Oh linda… deja que te la cubro, aunque se nota muy poco.
Subió las escaleras dejándome sola en la cocina, al bajar tenía su bolso de cosméticos y comenzó a sacarme el maquillaje mío, para que no se note la diferencia de color entre un maquillaje y el otro. Luego de sacar cualquier rastro de mi maquillaje, colocó el de ella, dejándome la cara como si no existiese cicatriz alguna.
- Perfecto linda. Ya está.
- Gracias, Lea.- Se escuchó el timbre resonar en la casa.- Voy yo, debe de ser Zayn.- Dicho esto, salí de la cocina y me dirigí a la puerta de entrada.-
- Hola.- Dijo su voz.