Me desperté y ya era de noche. Zayn seguía dormido a un lado mío y de vez en cuando hacía sonidos raros, pero divertidos.
Así, sin despertarlo, me levanté de la cama para así darme una ducha. Me adentré al baño y me despojé de mis prendas, el maldito período había llegado. Hace meses que no me venía, pero bueno... ahora tendréque volver a lidiar con él todos los meses.
Pasé como 20 minutos en la ducha, la lluvia artificial caía sobre mi cuerpo, dejando que liberara toda mi tensión.
Al salir, noté que había olvidado toda mi ropa fuera del baño. Salí sin hacer ruido alguno y me dirigí de inmediato al clóset.
Saqué mi ropa interior junto con un jean negro,una blusa gris de mangas negra unos converse blancos
- Hey, cámbiate aquí si quieres.- Escuché la voz de Zayn adormilada.
-No gracias, me cambiaré en el baño.
- No te tardes, está frío.- Ordenó y se tapó hasta la cabeza, entré de nuevo al baño y me vestí.
Al salir, desperté a Zayn y ambos bajamos para comer algo, papá no estaba y por ende Leah tampoco.
Al cabo de una hora Zayn se había ido a su casa, había dicho que estaba cansado y necesitaba pensar, ¿qué cosa? No lo sé.
Sola en mi casa, recorriendo cada punto y… recordando.
{ Christina Perri- A thousand years}
La chimenea:
“Vamos, pide el deseo”, me decía la dulce voz de Zayn. “Pero sólo es una chimenea, no una fuente” le respondía yo risueña. “Lo pediré yo”, y así, tomó mi moneda y a arrojó al fuego. “¿Qué pediste?”, le preguntaba mirándolo, aún hincados. “Estar siempre junto a ti, ante cualquier circunstancia”.
Seguí recorriendo y llegué a la habitación de huéspedes:
“Te tengo una sorpresa”, dijo arrodillado frente a mí, en verdad parecía la escena de una película romántica. “¿Qué es?”, detrás del sillón reposaba una bolsa con un moño rosado y uno celeste. “¿Te gustan?”, preguntó sacando dos conjuntos, uno rosado y uno celeste.
Fui a mi cuarto:
“Ya, no… basta”, me quejaba debajo de Zayn. “Sé que te gustan las cosquillas”, contestaba hecho un mar de risas. “Las detesto, Malik. Bájate, están pateando”, rápidamente el se bajó de mí y colocó su mano derecha sobre mi vientre hinchado. “Les gusta que estés bien”, dijo mirándome con ilusión en los ojos. “Les gusta que estemos juntos”, respondí apoyando mi mano sobre la de él.
No resistía estar en esa casa. No lo podía lograr, era fuerte… pero la fuerza no dice que no puedes sufrir. Tomé mi abrigo y salí de mi casa corriendo, tomando un rumbo no conocido, o eso creía yo.
Caminando en medio de la nada, ya casi saliendo de la ciudad, imágenes llegaron a mi cabeza.
“Amor, ¿dónde vamos?”
“¿Te encuentras bien, bebé?”
“Me estoy mareando, Zayn. ¿Podrías detenerte?”
“Sí, claro.”
“No me siento nada bien.”
“Vamos linda, sólo dos cuadras más”
“Amor, ¿dónde vamos?”
“Es una sorpresa.”
La casa, iba por el camino de mi casa… de nuestra casa. Apuré el paso y me detuve al ver una medallita “_ & Z”. Mierda, era la medalla que le entregaría a Zayn…
Ya no quería seguir recordando, me estaba mortificando yo sola. Me hacía mal, pero debía ver a Zayn y decirle que había recordado muchas cosas, contarle todo y… entregarle la medallita.
Aceleré mi caminar a más no poder y llegué a correr. Me detuve al ver la casa que me trajo los recuerdos más espantosos de mi vida. Me acerqué a la ventana y pude verme corriendo escaleras arriba. Divisé a Zayn conmigo en brazos saliendo hacia afuera, subiéndome al auto. No dejé de mirar nuestras siluetas y… presencié el accidente que acabó por completo con la vida de ambos… de los cuatro. Un grito salió de mi garganta al visualizar al auto que nos transportaba volar y caer del lado del acompañante.
{Saquen la canción}
La puerta de la casa se abrió rápido y, una silueta masculina comenzó a observarme. De un momento a otro {Big girls don’t cry- Fergie}, dejé de ver una silueta para comenzar a ver a dos, una de las cuales corría hacia mí y me decía cosas que, en ese momento, era incapaz de entender. Mi vista se tornaba nublada, casi gris. “_____, no otra vez. Por favor no”… logré escuchar. Mi vista se convirtió en la oscuridad más profunda que nunca había divisado.