Capítulo 22: segunda oportunidad

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Después de esa plática, fuí a mi casa, me quedé en mi habitación y me recosté en la cama, puse algo de música de piano y violín, me relaja y me ayuda a consentrarme e hice lo que mejor sabía hacer, leer. Luego de dos horas, abren la puerta de mi alcoba, ¡era Alicia!, me alegraba verla después de todo lo que pasó, ella hace que me sienta mejor.

–Hola... –dice ella asomándose en el marco de la puerta

–no seas tímida, pasá, siéntate aquí –señale mi cama

–gracias –se sienta a lado mío y me mira –¿Y como te fue? –pregunta algo nerviosa

–pues... Mejor de lo que esperaba, es obvio que él no me ama, pero... No fue tan duro conmigo y eso lo agradezco mucho

–¿Quieres un abrazo?

–si no es mucho pedir –le dije mientras sonreía

Ella se acercó a mí y me dió un fuerte y cálido abrazo, repito una vez más, que bueno que halla venido Alicia.

[...]

Akira

Cada vez tengo más ganas de ser humano completamente, no soporto escuchar esas voces y sentir esa oscuridad en mi ser, pero sé, que muy pronto así será, gracias a está pluma.

Tome la pluma y con ella invoque a un Shinigami.
Estando aquí, me acerque a él y le dije:

–por favor, llévame con Kamisama

Él asintió con la cabeza y abrió un portal, un camino al Tengoku. Han de recordar que no es la primera vez que vengo aquí, pero por alguna extraña razón me sentía nervioso, tenía miedo que mi petición no se fuera a cumplir y que tenga que vivir el resto de mi vida con esta impura alma sedienta de sangre y pecado, quiciera iniciar desde cero y esta vez hacer todo bien, temo a ser consumido por esa voz que no se calla que vive en lo más profundo de mi ser y que tome control de mí, pero, mientras pensaba en ello, alguien tocó mi hombro y veo que es Ren, ver su rostro me dió un alivio, y me susurro –tu mereces otra oportunidad, no temas por ello–

Todos los dioses sabían el porque estaba aquí, y como sucedió con Hiromi, ellos lo discutieron. Hablaban todos a la vez, que no lograba entender lo que decían, siento que conmigo se tardaron más en debatirlo, hablaban, hablaba, y el ser sentado en esa enorme silla solo miraba lo que sucedía, hasta que finalmente levantó su mano derecha y en cuanto lo hizo, el ruido y escándalo se volvió absoluto silencio.

–Antes conocido como Hideki, bandido sanguinario, nombrado Noroichi después de la masacre en el pueblo y ahora renombrado como Akira. Lo que haz hecho es tan horribles, varios muertos de las peores maneras que uno puede conocer, él carma un día cayó en ti, pero lo venciste o eso creíste, por qué la verdadera maldición que cayó en ti es aquella en la que no podrás vivir o disfrutar sin tormentos en tu interior, tu pasado a dejado una gran marca, más sin embargo puedo ver cómo anhelas convertirte en una nueva persona y veo una luz de esperanza en tu alma, por lo que he decidido darte una segunda oportunidad, tu alma será limpiada y los mil demonios que habitan en ti, exterminados, podrás volver a tu vida con una mejor versión de ti, pero como el pasado no se borra, las marcas de tu cara permanecerán como recuerdo de tu error por siempre, aún que reencarnes.

Hice una reverencia y agradecí al gran señor y sentí en mi brazo derecho un golpe, era el codo de Ren que no dejaba de golpearme y sonreír a la vez.

Me llevaron a un sitio en donde realizaron la purificación, ví como sacaban millones de demonios de mi cuerpo y cada vez me sentía más aliviado. Después de ello me rodearon de un aura pura, finalmente me sentía en paz.

Al terminar, una Shinigami me repitió lo que ya sabía, –es la única oportunidad que se te dará, aprovéchala, otro paso en falso y tu alma no tendrá derecho de ir al cielo– fue lo que dijo.

Finalmente, Ren me llevo a la tierra y antes de que se marchara le dije...

–Ren, yo jamás habría logrado esto sin ti, te lo agradezco...

–no es nada, para eso son los amigos –sonrie y me guiña un ojo

–Ren, yo quiero abrazarte –reí –debo abrazarte –le dije mientras me acercaba a él y con los brazos extendidos, finalmente lo abrace –aguántate si no te gusta

Ríe –no te preocupes por eso, a mi siempre me gustaron los abrazos

–Ren, de verdad, gracias.

Luego de que me despidiera de él, camine un poco y me encontré con Alicia, ella se acercó y me miro. Físicamente no soy diferente, pero mi alma si lo es, y estoy seguro que eso es lo que ve.

Ella me sonrió y sorprendida dijo –Akira, ¡eres humano!

–si –le devolví la sonrisa

Me abrazo –me alegra que ya no quieras mi alma

–¿Quien dice?, Tú alma aún me sería útil –dije de manera sarcástica

Ella no paraba de reír por lo que dije

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