La luz de la luna entraba por una ventana creando la suficiente luz en la oscura habitación. Luego de colocarle una intravenosa en el brazo al castaño, estaba preparando una inyección sin dejar de mirarlo, su prodigiosa visión no requería de una luz encendida para hacer todo a la perfección. El enfermero tragó saliva con los ojos muy abiertos por el asombro.—"Es él.. No puedo creerlo.. Es él!"
Las lágrimas inundaban sus ojos pero los secaba con el antebrazo, no podía levantar sospechas. Ahora que estaba a salvo podrían volver a comenzar, podría ser libre y encontrar la felicidad. Debía hablarle de inmediato a los chicos.
Pero en ese instante el castaño abrió los ojos, encontrándose con el pelinegro con una jeringa en la mano. Comenzó a gritar, se cayó de la cama, gateó lejos de él entre exclamaciones y gimoteos hasta que alcanzó un jarrón. Tomó el objeto y le apuntó con él como si llevara una navaja. Takao trató de calmarlo, pero el castaño no atendía a razones, sólo alzó la voz con terror.
—Tranquilo! —gritó— deja eso! Te vas a lastimar!
—Tal vez es lo que quiero! —respondió y rompió el jarrón.
Takao iba a confesarle su identidad, tal vez eso lo calmara, cuando oyó las veloces pisadas. Se distrajo un segundo y el castaño lo hirió superficialmente.
—¿Que carajo?
Cayó sentado por la impresión al sentir el filo en su piel. Observó con detenimiento los fieros ojos chocolate, aquellos que brillaban con ingenuidad y dulzura habían desaparecido. Entonces la puerta fue azotada y el más peligroso del grupo entró.
—¡¿Qué demonios sucede aquí?!
Midorima parpadeó varias veces al ver al enfermero tirado en el piso, con unos cuantos cortes goteando rojo en su brazo derecho. De pie cerca de la ventana, el doncel tenía una mirada desquiciada.
—Shin chan! —exclamó el pelinegro y se lanzó a éste, con ifingido temor— ese chico es un homicida suicida! —exclamó señalándolo.
Aomine bufo y se rascó la cabeza antes de irse. Kuroko lo siguió mientras arrastraba a un curioso Kise de la camisa, alejándose de la falsa alarma.
—Baja eso. —ordenó el de cabello fresa.
El castaño se veía desorientado, asustado y lo que es peor, errático, Akashi dio dos firmes pasos, el castaño tembló y se hizo hacia atrás, donde estaba la ventana abierta.
—No se acerquen.. O.. O salto! —El pelinegro jadeó.
—Tu no vas a saltar —La sorna y seguridad en su voz era palpable, el castaño se vio intimidado por esa voz demandante— no pasé por tantos problemas para que te suicides ahora —Gruñó y todos los presentes se quedaron de piedra.
Lo jaló y lo lanzó a la cama, doblándole el brazo sobre la espalda y poniendo una rodilla encima para inmovilizarlo.
—Agh! Sueltame!
—Silencio —demandó el de cabello fresa. El pelinegro estaba abrazando a Midorima, observando la escena con estupor hasta que los ojos diferentes se fijaron en él— ¿Qué pasó? —Su voz tan fría parecía espirar aire helado con cada palabra.
—Iba a darle una inyección y entonces despertó y..
Alzó una mano— Bien, hazlo ahora y retirate.
El líder le estiró el otro brazo sobre la cama con rudeza, el castaño se quejó pero se mantuvo en relativa calma. Takao le colocó una intravenosa de nuevo de donde se la había arrancado, sus manos temblaban un poco y actuaba sin levantar los ojos. Sintió la mirada del castaño sobre él, entonces le dio un intenso vistazo, recibiendo como respuesta la unión de sus cejas. En cuanto acabó su labor fue liberado.
—Pueden irse —Aunque sonaba a sugerencia, era una orden tácita.
Midorima lo tomó de la cintura y lo llevó afuera, cerrando la puerta con el doncel y el líder allí dentro. Los grises ojos no podían apartarse de la habitación cerrada.
—¿Estará bien? —Midorima alzó una ceja— Aka chan no es muy bueno con las palabras.. O la amabilidad.. O las personas..
—Si él dice que está bien, entonces no hay más que decir.
—¡¿Por qué no te bajas los pantalones y le das el culo también?! —Takao no pudo soportarlo y se alejó con rapidez. Se apoyó bruscamente en la escalera y golpeó la herida sangrante con el pasamanos— Rayos.
Caminó con paso firme hasta la sala, donde había dejado el maletín de primeros auxilios, no había nadie en los alrededores. Se desinfectó y prosiguió a envolverse el brazo con gasas, no harían falta puntadas pero dolía. Se mordió el labio y aguantó un gemido de dolor, entonces una voz gruesa se hizo presente.
—Dejame ayudarte. —A regañadientes dejó que acabara de vendarlo— no tenías porqué decir eso de mi trasero, sabes?
—Disculpa, perdí la cabeza —Se echó el cabello hacia atrás y rehuyó su mirada, Midorima se sentó en el brazo del sillón, a su lado. Y aunque solo era una parte de la verdad, el mayor le creyó por los recientes sucesos traumáticos.
—No te preocupes. ¿Quieres dormir un poco?
—No sé si pueda.. —Tragó aire y preguntó— ¿de donde lo sacaron? ¿Por qué lo trajeron aquí? ¿No es mejor dárselo a las autoridades?
—¿Quién sabe si las autoridades no están involucradas? —Se ajustó los lentes, el pelinegro asintió, notando que no respondió dos de las preguntas— ya sabes lo que pasó en esa comisaría..
Takao asintió en silencio.
Se sentía culpable al respecto, pero en verdad él ya había perdido la esperanza. Había estudiado enfermería para ayudar a donceles como lo era el castaño, quien había desaparecido de pronto de la faz de la tierra.
Sin embargo uno de ellos nunca perdió la fe y lo alentó a buscar trabajo en la clínica Midori para acercarse al hijo del dueño. Takao tendría que avisarle, agradecerle a él y disculparse con Kouki..
Claro.. Si es que lo recordaba..
....
Ese Akashi sí que sabe tratar a un chico traumado, jaja. ¿De donde conocerá Takao a Kouki? ewe
A partir de ahora empieza a ponerse más oscura la trama..
Gracias por leer. Saludos!
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Máscaras
FanfictionDurante un robo en una mansión, el líder de la banda Akashi Seijurou encontrará un doncel encarcelado en el sótano. Después de tantos robos sin ser atrapados.. ¿por qué ahora quieren matarlos? Inspirado en el drabble Máscaras del desafío "31 días de...