Tan cerca y tan lejos.

400 60 12
                                    

Pueden comenzar con la canción con el emoji: 🎵🎵🎵

La seda negra del kimono le acariciaba la piel, esa etérea tela era tan ligera que se sentía desnudo, frágil y expuesto.

Alzó un brazo y vio como la larga manga coronada de flores rojas se deslizaba con una sinuosidad hipnótica. Sintió un apenas perceptible roce, como si una mosca hubiera rozado su cabello castaño y volvió al presente. Vio a través de un enorme espejo bien iluminado cómo dos mujeres arreglaban su cabellera y ponían ornamentos en ella. Luego tomaron maquillaje y le delinearon sus grandes ojos con destreza, pusieron algo de color rosa pálido en su boca, rubor para cubrir su palidez y le agregaron finalmente un collar de joyas en el cuello, brazaletes y anillos brillantes.

Era una cáscara color caleidoscopio. Era un huevo podrido por dentro.

Una muñeca de adorno. Un trofeo.

Esa persona apabullante y perfecta le devolvió la mirada en el reflejo, pero sus iris no podían mentir: en sus vacíos ojos oxidados vio mil y un sentimientos y ninguno de estos se semejaba a lo que exponía el exterior.

El sol de mediodía entraba por la ventana bien cerrada, apenas había pegado ojo, apenas había probado bocado, apenas podía respirar.

Entonces la puerta se abrió y Kouki tragó aire con violencia, pero sólo una figura femenina se asomó con una reverencia.

—Nash sama lo espera.

Y con aquella sentencia el castaño se levantó resignado, como si se dirigiera a su ejecución.

...❤

—Lo tengo! Están en una mansión en las afueras! —exclamó el castaño viendo el radar. Kagami comenzó a enlistarse con un chaleco antibalas pero Akashi se mostraba silencioso.

—Akashichi? Por qué ese cara?

—Algo no concuerda.. Se supone que al fin consiguió a Kouki y lo lleva a su casa? Debería tomarlo y sacarlo del país.. Es lo que yo haría —murmuró frotándose el mentón, Midorima lo observaba silencioso.

—Averigua medios de transporte a nombre de Gold —dijo el de cabello verde y Ryou puso manos a la obra— ¿Y Aomine?

—Le entregó las pruebas al juez Nijimura y nos dio una orden de arresto.. pero tenemos otro inconveniente.. —murmuró Momoi, con unos papeles abrazados al pecho— al parecer los incriminaron del robo al banco de hace algunos meses.

—Cómo!? —exclamó Kise y se levantó pateando el piso— Tuvimos mucho cuidado aquella vez!

—Pienso que alguien nos vendió.. —dijo ella con la vista baja.

—Haizaki —completó Midorima— él debió ser el que le dijo a Nash quienes éramos.

—Pero no hay información de que se haya unido a su banda —dijo Akashi mirando a Momoi.

—Él siempre fue muy diestro con el disfraz, pienso que usó una de sus muchas identidades para mantener un perfil bajo.

—Lo tengo —exclamó Ryou y todos pusieron sus ojos en él— Cuenta con varios helicópteros, un jet, dos aviones privados, maneja una empresa de cruceros y cinco yates sin mencionar los automóviles.

—¿El avión o el yate? ¿Tal vez el crucero..? —Akashi observaba por la ventana hacia la ciudad teñida de gris bajo el cielo encapotado. Se frotó el mentón abstraído.

"¿Dónde estás.. Kouki?. Si él te hizo algo no habrá nada ni nadie que me detenga de matarlo.. A todos y cada uno de ellos" sus pensamientos se detuvieron de golpe.

MáscarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora