Negocios

561 72 8
                                    

—Akashi —advirtió el de anteojos.

El castaño vio horrorizado las aspas de un helicóptero que cortaron el aire sobre ellos. Montones de pétalos de flores y hojas giraron como un torbellino multicolor cuando el vehículo aterrizó en el centro del jardin.

—Akashi sama! Quiere que nos encargemos de él? —dijo el jefe de su seguridad acercándose con un grupo que rodeó al helicóptero negro.

—Descuida, veamos qué quieren.

El castaño estaba atónito, observando la firmeza en los movimientos de Akashi y su resolución cuando aquél aparato irrumpió en el jardín, todos lo imitaron y se pusieron de pie. Pero al ver bajar a un sujeto de cabello largo y negro, con una sonrisa payasesca y unos ojos vacíos, Kouki palideció.

—Wooo! Akashi Seijurou y Midorima Shintarou! —dijo con su inquietante voz en alto, Kouki tembló mientras se acercaba— ¡que preciosa casa!

—¿Quién es tan estúpido de venir a mi territorio sin ser invitado? —preguntó casi en un susurro, con una amedrentadora voz.

—Me llamo Makoto, mano derecha de Nash Gold.. Pero eso ya lo sabes, ¿cierto? Hola cariño, ¿cómo estás? —dijo al castaño, quien dio un paso hacia atrás y tropezó con la silla— No me extrañaste eh?

—Tu conversación es conmigo —exigió el pelirrojo, cruzado de brazos.

—El jefe lo extraña.. Quiere que vuelva por las buenas, o sino.. —Se encogió de hombros, con una falsa mirada preocupada en su rostro.

—¿Qué me daría a cambio? —Takao dio un salto al oírlo decir aquello.

—Oh! Ya veo que la conversación es contigo, ciertamente. —Tomó una silla y se sentó a sus anchas, sonriendo— eres un hombre de negocios, eh? Akashi?

—Siempre que el trato me convenga.

Kouki negaba en silencio, sus piernas parecían pegadas al piso con cemento. Sentía frío y pesadez en cada extremidad. Había sido muy estúpido al creer que podría irse. No, de seguro Akashi estaba trabajando para su captor, o sólo lo rescató para tener una recompensa. De seguro todo estaba planeado. ¿Takao también estaría implicado?

El de cabello verde se detuvo a su lado con los brazos cruzados. Kouki lo observó, notando que parpadeó despacio tras sus anteojos ¿que significaba eso? ¿"Corre y te mato", "Vete que yo te cubro", "Tengo sueño"?

—El jefe ofrece un millón de dólares para cada implicado mientras mantengan la boca cerrada, entreguen al niño y prometan no volver a molestar, claro está.

—Vaya, cada implicado? Te refieres a nosotros dos? —observó Midorima.

—Tenemos nuestras fuentes, señor del horóscopo —Aquello lo tomó por sorpresa, Kouki lo supo por la manera en que sus brazos se tensionaron— si aceptan nuestros términos ninguno saldrá perjudicado.. Ni siquiera sus familiares o seres queridos.. —decía echando una misteriosa mirada al enfermero.

—¿Y qué nos asegura que mantendrán su palabra? —Interrumpió Akashi antes de que Midorima pudiera hacer o decir algo erróneo.

—Van a tener que confiar —dijo hundiéndose de hombros mientras tomaba un muffin— Um! Que rico! Pero verán.. —agregó al tragar— el jefe siempre mantiene sus promesas.. Sus amigos son felices y sus enemigos.. Bueno, ellos ya no están para contarlo.

—Tendremos que hablar con los demás implicados —dijo Akashi imperturbable— somos un equipo.

—Vaya, qué decepción —resopló tirando el resto del muffin sobre su hombro y se levantó— Creí que eras el que estaba a cargo.. Tienes hasta mañana para darnos una respuesta.. O tus amigos serán los primeros en caer —Sacó la lengua y se rió, causando un estremecimiento en el castaño— de todos modos les dejamos un regalo para que sepan que vamos en serio. Nos vemos.. Cielo.

Aquella ultima palabra provocó un espasmo de terror en Kouki, Makoto subió al helicóptero con suficiencia y simplemente se fue.

Iba a decir algo cuando el de cabello verde se le adelantó. Sus puños temblaban, sus ojos estaban desorbitados y parecía con la furia suficiente para darle un puñetazo al pelirrojo.

—¡Sabía que esto pasaría! No es como si fuéramos a jugar a los ladrones para siempre, EH? Akashi?!

—Shin chan..

—Shintarou..

—Ya no voy a escucharte, por tu culpa estamos en esta situación. —espetó.

—Shintarou, te ordeno que te calmes. Ni a mi ni a Takao nos eres de utilidad enojado..

Se mantuvo un silencio terrible, como si la tensión hubiera tomado forma de una pared de cristal y en cualquier momento un puñetazo fuera a quebrarla hasta atravesarlos a ambos con sus trozos. Akashi observaba sus movimientos como si lo viera tras un microscopio. Midorima soltó un largo suspiro, se acomodó los lentes y se giró.

—Tienes razón, de nada sirve perder el tiempo discutiendo. —dijo y se encaminó a la casa.

—¿Vas a.. entregarme? —preguntó antes de perder el valor, aún sintiendo la adrenalina y el temor correr pesados por sus venas cual mercurio.

—Con esto probaron que te quieren vivo. Hubiera sido más fácil hacer volar la propiedad —dedujo sin emoción alguna— y si te quieren vivo es porque tienes algo que ellos desean... Como información —Kouki se paralizó al oírlo— Tu información podría salvar a nuestros compañeros.

Takao se los quedó viendo fijamente. Entonces el mayordomo llegó corriendo con prisa.

—Akashi sama, es sobre Kuroko sama! Su casa se incendió!

El pelirrojo y el de cabello verde intercambiaron una mirada antes de salir corriendo.

...

El fantasma estaba durmiendo, porque después de los sucesos ocurridos la noche anterior merecía una larga noche de sueño que relajara su blanca piel. Abrió los ojos cuando su querido perro comenzó a ladrar desesperado y brincar encima suyo. Se quejó, se dio la vuelta y entonces sintió el opresivo calor.

Tosió con los ojos llorosos, el humo había llegado hasta su habitación del primer piso, se restregó los ojos y se puso una manta sobre la cabeza mientras abrazaba al cachorro. Abrió la puerta pero una llamarada le quemó las pestañas. Buscó su teléfono pero no lo hallaba por ningún lado, estaba atrapado en su habitación y la ventana a un lado daba a una larga caída al cemento. El fuego pronto lo abrasaría todo, el pequeño husky le ladraba a las llamas pero incluso él se veía atontado por el humo.

Abrió la ventana sabiendo que las llamas empeorarían al hacerlo, usó toda la fuerza que pudo en ese momento de aturdimiento y lanzó el colchón por la ventana, ahora restaba lanzarse, pero un fuerte mareo lo hizo caer de rodillas.

El animal ladraba, Kuroko parpadeó y todo se puso negro.

...

Me gustan las películas de acción y hacer este fic con balas, asesinatos y tal.. Me gusta.

Gracias por leer 💙

MáscarasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora