Vulkan He'stan, Padre Forjador de los Salamandras, viaja por la galaxia buscando las últimas reliquias que escondió su Primarca y con ello espera encontrar el paradero de este, con el fin de que vuelva a dirigir al Capítulo de los Nacidos del Fuego...
El Imperio de la Humanidad conquistó la galaxia gracias al Dios Emperador y sus inagotables ejércitos durante la Gran Cruzada, ahora el Emperador yace en su trono como un esqueleto moribundo alimentándose de psíquicos para que nunca muera realmente. Mucho conocimiento se perdió y no podrá ser recuperado. Ahora la humanidad enfrenta su hora más oscura, sus enemigos los acechan en todas direcciones, el caos impera en la galaxia. Solo el Adeptus Astartes, soldados sobrehumanos diseñados por el Emperador mantienen a raya a los enemigos de la raza humana, junto con las fuerzas leales como la Guardia Imperial, el Mechanicus y el Adeptas Sororitas por mencionar unas pocas defienden al Imperio de los xenos, herejes y mutantes. Este es un relato de esos tiempos, tiempos violentos donde la superstición y el miedo se apoderan de la galaxia, abandonen toda esperanza pues en el lejano futuro solo hay guerra.
Ocuparé este espacio para sumergirlos en el lore de warhammer 40K, si no tienen tiempo vayan directo al final, donde explico sobre los Salamandras que son el grupo de guerreros sobre los que os voy a contar.
IMPERIO DE LA HUMANIDAD
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Su símbolo el Aquila Imperial Bicéfala.
DIOS EMPERADOR DE LA HUMANIDAD
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El Emperador es un ser de grandes poderes psíquicos, prácticamente inmortal y de enorme sabiduría, con su guía la humanidad conquistó las estrellas, la tecnología que permitió esto eran los motores de disformidad que abrían una brecha a otra dimensión creando un agujero de gusano, y cuando los dioses del caos irrumpieron en la realidad con las tormentas de disformidad dejaron a la humanidad incomunicada por milenios. El Emperador para reunificar los innumerables planetas colonizados por la humanidad creó veinte Primarcas, humanos modificados genéticamente para conseguir capacidades impensables, estos Primarcas le fueron arrebatados por el caos y dispersados por la galaxia, decidido a recuperarlos usó lo que quedaba de su material genético para crear un ejército que conservara las características de cada primarca, los llamó, Adeptus Astartes. En el año 30.000 con sus veinte legiones unificó la sagrada Terra y con la ayuda del Mechanicus y sus naves viajó por la vía láctea buscando planetas habitados por humanos para unirlos al Imperio de la Humanidad. En sus viajes logró recuperar a sus hijos, más todos los logros se vieron truncados cuando los dioses del caos corrompieron a Horus Lupercal, hijo favorito del Emperador. Se produjo una guerra civil, conocida como la Herejía de Horus, donde el Imperio se vio nuevamente divido, todo concluyó con la muerte de Horus a manos del propio Emperador que al ver como Horus mataba a su otro hijo Sanguinius, entendió que ya no había redención, el Emperador no salió ileso pues su cuerpo fue destrozado, otro de sus hijos Rogal Dorn llevó su cuerpo a Terra y lo depositó en el Trono Dorado, un artefacto que concentraba su habilidad psíquica para guiar las naves gracias al Astronomicón, un faro psíquico que ayuda a los navegantes y permite un viaje más seguro, pues la disformidad es la morada de los dioses del caos. Su cuerpo destrozado requiere el sacrificio diario de mil psíquicos para no morir realmente. Diez mil años después todos los Primarcas están desaparecidos o han muerto y la humanidad libra una batalla incesante contra los xenos, herejes y mutantes.
