OSCURIDAD EN LA LUZ

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La superioridad numérica y de poder de fuego de la flota imperial les dio la victoria, las naves de los guerreros de hierro flotaban destrozadas e inservibles, no obstante la nave inquisitorial y la "Sophos Rex" recibieron daño crítico;  la travesía de la "Sed de Justicia" con los Salamandras llegó a su fin, tendrían que regresar a los astilleros en cuanto las reparaciones críticas se completaran.

— ¿Cuánto tiempo nos tomará estar listos para el viaje disforme?— inquirió Deimos leyendo una placa de datos.

El tecnosacerdote en jefe de su nave profirió —86 horas, 26 minutos y 34 segundos en tiempo Imperial estándar.

Deimos se acaricia la barbilla con hastío — ¿Cuántas fragatas me quedan?

—Cuatro.

Bertrán se cubrió el rostro furibundo y angustiado —Necesitaré más recursos— suspiró y se levantó de su silla —. Quiero a la nave lista en tres días, no me importa cómo lo hagas, debo contactar a la Eclesiarquía lo más pronto posible.

—Entiendo mi señor— el tecnosacerdote se inclinó y se retiró.

Marcellus desde el rincón habló — ¿Y ahora qué?

—Esta nave no está en condiciones de entablar otra batalla— profirió el Inquisidor —. Tendrás que regresar, conseguir refuerzos y hallarme en Nocturne lo más rápido posible.

— ¿Yo señor?— musita Marcellus confundido.     

— ¿Hablé en bajo gótico o qué?— gruñó Bertrán.

—No, pero... ¿Qué hará usted?

—Continuaré este viaje a bordo de la "Furia Cerúlea", debo estar presente si logran hallar al Primarca, si no regresan a tiempo todo el material aquí perdido será en vano.

—Comprendo señor.

Bertrán asintió —Necesitaré a la bruja xeno, quiero seguir intentando hacerla hablar personalmente. Sabe algo que nosotros no, eso está claro. Prepara su traslado conmigo a la Furia Cerúlea.

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Los guerreros de hierro se replegaron hacia las ciudades que ya controlaban, se dividieron en varios grupos para dificultar la acción de los bombardeos orbitales y a sabiendas de que los defensores no eran los suficientes para darles caza a todos los grupos, con su orgullo herido y el odio pululando en sus rencorosos corazones, la partida de guerra fue duramente golpeada, no solo perdieron cientos de hermanos de hierro en el asedio, si no también naves irremplazables en la batalla del vacío. La mayoría de las divisiones logró ponerse bajo cubierto en los escudos de las ciudades a las que llegaron, sus fuertes escudos de vacío soportarían los impactos de los torpedos y lanzas desde la órbita, y sus muros fortificados harían imposible que las compañías de Salamandras tomaran las ciudades antes de que sus hechiceros contactaran con otra partida de guerra y llegasen los refuerzos.

Sobre un Decimator Fero ingresó a la ciudad, los cultistas se arremolinaban desesperados, algunos tropezaron y cayeron delante las orugas del tanque que impasible como si aplastase hormigas continuó su camino hasta la el palacio de la ciudad que ahora era la fortaleza del herrero de guerra, un bastión de ferrocemento de estilo barroco. Falkos con su pesada armadura cae con dureza sobre la calle, agrietando el rococemento de la avenida.  

—Preparen los sacrificios rituales— masculló Fero —, saquen a los prisioneros de los reclusorios y a los esclavos de las fábricas.

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