Vulkan He'stan, Padre Forjador de los Salamandras, viaja por la galaxia buscando las últimas reliquias que escondió su Primarca y con ello espera encontrar el paradero de este, con el fin de que vuelva a dirigir al Capítulo de los Nacidos del Fuego...
Bienvenidos de nuevo camaradas leales, xenos y herejes, Soy BrunoAscar y les traigo un nuevo capítulo, disfruten:
FASE DE IGNICIÓN
Eldars oscuros habían atacado el planeta Bakka en repetidas ocasiones en las últimas décadas robando y saqueando almacenes, esto le causaba malestar a Gael Fortis, un tecnosacerdote que había sido llamado a una cantera cuando uno de sus taladros dejó de funcionar, diligentemente realizó su tarea, aplicando ungüentos, incienso y letanías al espíritu máquina tras las reparaciones, en menos tiempo del que le había tomado llegar el taladro se halló de nuevo operativo, los servidores reanudaron su labor, estaba resultando otro día rutinario hasta que vio acercarse a un miembro del administratum resguardado por cuatro adeptas sororitas de la Orden de la Túnica Azul, eran muy reconocibles por el color de su vestimenta.
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HERMANA DE LA ORDEN DE LA TÚNICA AZUL
—Bienvenidos— dijo Gael con su voz mecanizada, quedaba poco de materia orgánica en su ser poco menos que sus órganos y cerebro, a su ser lo adornaban varios tentáculos metálicos con herramientas.
Detrás del magos se hallan sus subordinados del culto, cargando los incensarios y los pergaminos con los códigos de la letanías.
—Gracias, Mago— dijo un hombre de traje gris y joyas costosas, sus sienes ya se pintaban grises.
—Sir Holm, ¿a qué se debe su visita? No está registrada en mi agenda— profirió.
—En la madrugada hubo una intrusión en las bodegas bajando la colina, el Prefecto Isair me pidió que personalmente guiar a nuestras invitadas para que se encargarán de la investigación.
Gael asintió — ¿En qué puedo ser de ayuda?
—Necesitaremos las grabaciones que pueda ofrecernos, debemos descubrir la ruta que usaron para infiltrarse— indicó una adepta que por sus insignias Gael reconoció como una Palatina, su cabello era negro y corto, sus ojos eran pequeños pero fieros y oscuros.
—Por supuesto, por aquí— guió al grupo hasta un modesto puesto de control —Nuestras cámaras permanecen activas 24 horas imperiales estándar, si ellas hubieran detectado algo la alarma debería haberse activado, y si de algún fallo se tratase la intrusión aunque no alertada debió haberse registrado— señaló con mecánica eficiencia.
La palatina mencionó con serenidad —Es por eso que debemos revisarla.
—Por supuesto— repitió el mago.
Se hallaron ante los paneles, el mago tomó una placa de datos y dijo —Estas son las grabaciones de ayer, como es protocolo ya las he revisado, y puedo dar fe de que ninguna forma de vida superior a un ave pasó por nuestros sensores, pero si lo desean...
—Muéstrenos, por favor— insistió la hermana de batalla.
—Por supuesto— colocó la placa.
Los paneles mostraron grabaciones de las diferentes cámaras y todos los ojos permanecieron atentos mientras la cámara rápida se reproducía, entre las hermanas había una que tenía un ojo biónico y un tercio de su cara convertida en metal.
