Era hoy, el mejor día de toda mi vida había llegado. Hoy nos mudamos a Noruega, faltan cinco semanas para que las clases comiencen allá y estoy muy emocionada. Aunque no tengo ni pizca de ganas de ordenar las cosas al llegar, eso es mucho más que aburrido.
En fin, pasaron las once horas de vuelo que debíamos tomar para llegar, y en el aeropuerto había un señor que tenía un cartel en el que se veía escrito "Hermanos Rawson", y Anthony al verlo, fue con él.
- ¡Lucas, mi amiguito! Me alegra verte de nuevo- Dijo el hombre cuyo nombre no sabía, para luego abrazarlo.
- Señor Gómez, yo también me alegro de verlo- Contestó mi hermano mayor y sus ojos verdes brillaron al verlo- Señor, ellos son mis hermanos, Scarlett, la del medio y el menor, Isaac. Chicos, él es el señor Gómez, quien me ayudó a encontrar la casa en la que vamos a vivir aquí.
- Hola señor- Dijimos al unísono Isaac y yo.
- Bueno, será mejor que nos vayamos, de seguro están cansados de tanto viaje y además mañana tendrán muchas cosas por hacer y deben descansar- dijo el señor Gómez y seguido a esto fuimos al estacionamiento para buscar su auto.
El trayecto hasta nuestro nuevo hogar me impactó muchísimo, me quedé embobada viendo por la ventanilla los paisajes más hermosos que hasta entonces solo había visto en fotos. Anthony estaba hablando con el señor Gómez, mientras que Isaac estaba escuchando música en su celular.
Seguimos así durante veinte minutos más o menos hasta que llegamos. La casa era hermosa, y también lo suficientemente grande como para nosotros tres y cien personas más, bueno no, pero si era gigante para solo tres personas.
- ¡Guaaaaaaau! ¡Es inmensa! -dijo Isa al verla. Y yo estaba completamente de acuerdo con él.
- Hermanos, llegó el momento más difícil de este día... ¡A elegir los cuartos! -gritó Anthony y corrió a la planta superior, Isaac y yo lo alcanzamos rápido, pues, no es por presumir pero, estábamos en muy buena forma.
Al llegar nos topamos con mínimo diez puertas, pero una, que estaba al final del pasillo me llamó especialmente la atención, no sé por qué, pero corrí hasta ella y al entrar, me enamoré.
Paredes blancas con un ventanal gigante hacia el lado derecho, y por el izquierdo paredes de color azul tiffany, de las cuales lo que más me encantó fue ese librero gigante que agarraba casi toda la pared, al momento en que lo vi supe que esa iba a ser mi habitación.
Cuando les avisé a mis hermanos y bajé, vi todas las cajas de la mudanza en la sala y pensé en lo mucho que nos iba a costar subirlas hasta nuestros cuartos, pero recordé que unos amigos de Anthony habían venido para ayudarnos en eso.
Horas pasaron y cuando se hizo de noche ya todas las cajas y maletas estaban en nuestros respectivos cuartos. Para agradecerles a los chicos, decidimos salir a comer todos juntos.
Al terminar de comer, nos quedamos hablando un rato de cualquier cosa, el hecho de ser la única mujer ahí no me molestaba, pues viví sola con mis hermanos casi toda mi vida y estaba acostumbrada, además eran súper buena onda y estaba más a gusto con ellos que con las chicas.
Volvimos a nuestra casa y caímos rendidos en nuestras habitaciones, las camas por suerte ya las habíamos armado antes de salir. Había una agradable temperatura así que no hicieron falta mantas.
A la mañana siguiente nos despertamos temprano, pues nos faltaban muchas cosas por hacer. Decidimos que Anthony iría a hacer la compra mientras Isa y yo nos encargábamos de nuestros cuartos.
Empecé con lo más fácil para mí, mis libros, estaba segura que en este gigantesco librero entrarían todos los que tengo y hasta sobraría espacio. Al terminar de acomodarlos, puesto que no tardé mucho, me puse a llenar el armario. Traje casi toda la ropa en cajas, y solo unas cuantas en mi maleta, esto me llevó casi toda la mañana, pero cuando terminé ya solo quedaban posters o cajitas con recuerdos que acomodé en los estantes que sobraron del librero.
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Aurora Boreal ©
Teen FictionScarlett Rawson, la chica perfecta, sabía hacer de todo, te apoyaba en lo que necesitabas y a pesar de vivir solamente con sus hermanos; era feliz. Le dieron una sorpresa, que sin saberlo, llegaría a cambiarle la vida, para nunca más volver a lo qu...