Scarlett Rawson.
–¿De verdad eres tú? –escucho decir a Axel en lo que me acerco a él, ¿con quién habla?
Al llegar a su lado, escucho los sollozos de alguien y al mirar hacia abajo me encuentro a una niña que no pasaba los catorce años de edad llorando.
El castaño y largo cabello le colgaba a los costados de la cara, estaba enmarañado, sucio y lleno de ramitas y hojas, las lágrimas caían como la lluvia por sus mejillas y su ropa estaba tan desgastada que parecía que se rompería en cualquier instante. ¿Qué le había pasado a esa pobre pequeña?
–A-Axel ¿Eres t-tú? –la niña habla de repente y el mencionado solo estaba ahí, viéndola como si no fuese real. Y entonces lo entendí todo, ella es Alessia.
El chico seguía sin moverse y la pequeña lo miraba con los ojos llenos de lágrimas y temblando, claro, hacía un frío que pelaba, decidí sacarme el abrigo que tenía puesto y entregárselo a ella.
–Toma linda, ponte esto, hace mucho frío. –le digo, al escuchar mi voz Axel reacciona y se tira al piso y la abraza, lo cual hace que ambos lloren de nuevo. Me sentía una intrusa, era su momento, se estaban reencontrando por primera vez en ¿tres años?
–Feliz cumpleaños Sia. –se escucha un esnifo, la agarra de los hombros y la ve directo a los ojos para darle una pequeña sonrisa y volver a abrazarla.
–Axel, dale este abrigo, se va enfermar. –hablo con impaciencia, me tenía preocupada el hecho de que podría pescar una gripe.
–Claro, cierto. Ah, por cierto Sia, ella es mi amiga Scarlett, Kar, ya te imaginas quien es ella ¿no? –la niña me mira con timidez y me da un pequeño saludo con la mano el cual le devuelvo. Y le paso el abrigo a Axel que a su vez se lo pasa a su hermana por la cabeza y se lo pone.
Ambos seguían llorando, pero tenían una pequeña sonrisa en el rostro, eran casi idénticos. En ese momento empieza a llover, primero es una llovizna tranquila y casi no se siente pero en menos de un minuto empieza una tormenta.
Yo no tenía otra ropa aparte de la que le di a la pequeña y la camiseta que tenía puesta, que era de mangas cortas.
A ninguno de los dos pareció importarle así que yo le quité importancia también pues recordé que no podía enfermarme, aunque no quitaba el hecho de que me estaba muriendo de frío y las gotas caían tan fuerte que se sentían como pequeñas dagas sobre mi piel.
De un momento a otro había mucha niebla y no podía ver a más de un metro, tampoco podía ver a Axel y su hermana ¿Dónde se metieron?
–Axel, ¿dónde están? –No recibo respuesta –¿Axel? ¿Alessia? ¿Chicos, donde están? –Aun nada –¿Valessa? ¡Chicos no los veo! –¿Me habían dejado sola en el bosque en medio de la tormenta o me estaban gastando una broma?
Sentía cada vez más frío, ahora era yo la que temblaba. "¿Dónde están?" "Te abandonaron, ya encontró a su hermana, ya no te necesita" "No, no puede hacer eso. Yo aún lo necesito" "¿Lo necesitas?" "Él me enseñaba a controlar mis poderes" "¿Es solo por eso?"
Debía dejar de pensar en eso, ¿y si intentaron refugiarse en la casa del árbol? ¡La casa del árbol!
Debía llegar a ella, pero ¿cómo? No sabía ni donde estaba parada.
–Piensa Scarlett, tienes poderes sobre el agua, ¿cómo los usarás en tu beneficio? –cierro los ojos e intento visualizar un plan, siempre me había gustado hacerlo.
Y la lamparita se prendió, continué con los ojos cerrados, me imaginé las gotas de lluvia estáticas antes de llegar a mi cabeza, al no sentir esas pequeñas dagas sobre mi cuero cabelludo, abro los ojos.
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Aurora Boreal ©
Teen FictionScarlett Rawson, la chica perfecta, sabía hacer de todo, te apoyaba en lo que necesitabas y a pesar de vivir solamente con sus hermanos; era feliz. Le dieron una sorpresa, que sin saberlo, llegaría a cambiarle la vida, para nunca más volver a lo qu...