La Casa del Árbol.

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Hablamos de como estuvimos ese día, de lo que pasó en la escuela, le conté de mi primer día, que me perdí y cosas como esa, no sé cuándo pasó, pero de un momento a otro estábamos muriéndonos de la risa. Y eso significaba que ya todo era solamente un mal recuerdo.

Bajamos al patio, para estar con nuestros amigos, y en ese momento, la alarma de mi reloj sonó, avisando que ya era el veintitrés de agosto, y que por ende, ya era nuestro cumpleaños.

Empezamos a cantar el feliz cumpleaños, todos juntos y luego de eso, (si ya sé, infantil, lo que sea) cuando soplamos las velas, nos empujamos la cara en el decorado del pastel, tanto trabajo ha valido la pena, todos reímos y luego seguimos la fiesta, no hasta muy tarde, puesto que mañana había clases, luego de unas dos horas de puras anécdotas chistosas, nuestros amigos fueron a sus casas y luego de despedirlos, nosotros a nuestras habitaciones.

-Buenas noches. –dije a mis hermanos y entré a mi habitación para preparar mis cosas para mañana, me puse el pijama y me fui a lavar los dientes para ir a dormir.

Sonó la alarma a eso de las seis de la mañana, y como es obvio, no me desperté hasta la quinta vez que sonó y ya no podía aplazar o ignorar el sonido que producía esta.

Con pereza fui al baño, me lavé la cara y me puse una crema hidratante, luego me puse el uniforme del colegio y como aún tenía el buzo de Axel me lo puse, era lo bastante calentito para no ponerme otra cosa, así que bajé a preparar el desayuno, pero me tomó por sorpresa encontrar a Isaac haciendo waffles y jugo, parecía desesperado cuando me vio. Parecía que no quería que lo viera.

-¿Necesitas ayuda hermanito? –le pregunté con cariño, a pesar de saber lo que iba a decirme.

-No, emm, no gracias. Ve a tu cuarto, tranquila.

-Está bien, está bien. –me di la vuelta lentamente y empecé a caminar hacia las escaleras.

-De hecho... -dijo cuándo iba a subir, y me volteé –Cuando subas, ¿puedes llamar a An?

Ok, eso es nuevo, mi hermanito está creciendo, ya no necesita la ayuda de su hermana mayor, no estoy llorando, no estoy llorando.

-Claro, ya vuelvo.

Subí las escaleras y fui a la habitación de Anthony, golpeé y no me contestaba, así que entré, y me encontré con una figura de mi hermano aun durmiendo. Prendí la luz y empecé a hablarle suavemente.

-¡Anthony Lucas Rawson! ¿Te parecen estas horas de seguir durmiendo un martes?

Se despertó sobresaltado y corrió al baño, mientras yo me reía de la escena. Mientras él se vestía, yo aproveché de ir a mi habitación a buscar mi mochila y celular, luego volví para avisarle que baje a desayunar.

Bajamos y ahí estaba Isaac, quien en cuanto nos vio empezó a cantar feliz cumpleaños, es una ternurita. Cuando terminó vino a abrazarnos y nos dijo que el desayuno ya estaba.

Llegamos a la escuela y a Anthony lo felicitaron sus amigos de curso, mientras que Isaac iba a tomar el bus hacia donde iba él, pues aún era de secundaria, y la escuela es solo de preparatoria

Caminé hacia la cafetería y al estar ahí busqué con la mirada a Tobi o a Axel, pero no los veía por ningún lado, luego de un rato sonó la campana, tenía matemáticas con Axel así que me imagino que llegará tarde y lo veré ahí o no vendrá y lo veo en su casa, que no crea que me olvidé de eso que tiene que mostrarme.

Entré al salón y a diferencia de ayer no había casi nadie, la verdad, me lo veía venir, pues en casi todas las escuelas a las que fui pasaba esto; vi a un par de chicas mirándome raro, me preguntaba si era porque no me había peinado o si era algo en mi cara, no le di importancia, como el día anterior, y fui a un asiento hacia el medio, pues matemática, a pesar de no ser precisamente una de mis materias favoritas, me gustaba y se me hacía fácil.

Aurora Boreal ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora