Misión 2: tramposos

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"Nunca vuelvas a confiar en alguien que te haya sido desleal. Puedes perdonar, pero nunca volver a confiar". Desconocido.

Mi corazón estalló dentro de mi pecho. Cerré los ojos y los abrí de nuevo unas diez veces. Traté  de recordar lo que sucedió la noche anterior, pero solo me vinieron a la mente algunas cosas como el beso desvergonzado y los cumplidos ridículos que le di.

Mordí mi labio y lo miré. Estaba durmiendo tranquilamente sobre su estómago. Sonreí al ver cómo su cabello negro ocultaba su rostro mostrando solo sus labios.

Esos labios.

Rápidamente sacudí mi cabeza para alejar cualquier pensamiento travieso de mi mente.

Salí de la cama y grité internamente cuando recordé que estaba completamente desnudo. Miré a mi alrededor y busqué mi ropa, estaban esparcidas por todas partes en la habitación, la vista me puso aún más ansioso.

Maldije y corrí al baño antes de que él se despertara y me viera.

Pero, ¿y si ya lo vio todo?

—Ughh no— Cerré los ojos y dejé que el agua fría lavara los pensamientos de mi cabeza.

Pero cuando entró en contacto con mi cara, un recuerdo repentino surgió en mi mente.

Después de besarle, pareció desconcertado. Me siguió mirando durante un largo momento mientras yo seguía bebiendo otro vaso de Martini.

—Deja de beber— murmuró con frialdad.

—Mmm no.— Me reí —¡Me encanta beber!—

Cuando estaba a punto de tomar otro sorbo, empujó el vaso y cayó al suelo. Me agarró del brazo y murmuró un pequeño —Lo siento— al cantinero antes de salir del bar.

Lo dejé arrastrarme dentro del ascensor. Tenía los ojos pesados ​​pero podía verlo frente a mí, su espalda estaba contra la pared. Parecía realmente borracho también con sus mejillas rojas y la forma en que se movía perezosamente.

Sus ojos se posaron en los míos y le sonreí. —¿Te gustó el beso?— Le pregunté.

El no me respondió. Seguía mirándome con sus ojos oscuros.

Cuando llegamos a nuestra suite, no perdí el tiempo para quitarme los zapatos y la camisa.

—¡Aah, estoy tan feliz!— Exclamé antes de acostarme en el sofá.

Lo vi entrar al baño y escuché el agua correr.

Me reí y lo seguí, entré y vi su ropa extendida en el suelo. Se estaba duchando y no me escuchó venir.

Me mordí el labio inferior y lentamente me quite el resto de mi ropa antes de entrar en la cabina de la ducha.

Tenía los ojos cerrados y el agua corría por todo su cuerpo desnudo. No podía dejar de mirarlo, era hermoso de pies a cabeza, la forma en que su cabello mojado se le pegaba en la frente y lo bien que lucía su tatuaje de tigre en su piel.

No sentí que ponía mi dedo índice en el dibujo y comencé a trazarlo suavemente.

El cabezal de la ducha cayó al suelo y al segundo siguiente, mi espalda estaba contra la pared. —¡¿QUE DEMONIOS ESTAS HACIENDO AQUÍ?!— gritó, sus ojos se abrieron cuando vio mi cuerpo desnudo.

Rápidamente desvió la mirada y se rascó la nuca.

—Quiero ducharme—. Murmuré tímidamente.

TIGRE NEGRO | Agencia Bullet | YMDonde viven las historias. Descúbrelo ahora