Capítulo 13

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Ese día despertó con un grandísimo grano en la frente, intento ocultarlo con cabello pero este estaba acostumbrado a ir hacia el otro lado se volvía con el más mínimo movimiento y destapaba la vergüenza. El reloj corría y mientras más intentaba disimularlo más tarde se le hacía.
Corrió hacia su salón y entro justo antes de que empezara la clase, ya todos estaban sentados y no faltaron aquellas chicas que notaron el gran bulto de su frente.
—Lindo ojo —le dijo una de ellas y las demás comenzaron a reírse.
—¿Qué sucedió? —pregunto Maka.
—No lo se, creo que fue tanta fiesta y no dormir bien el fin de semana.
El profesor entró y dio por iniciada la clase, fue extraño que la mayoría de las preguntas se las hiciera a Laia pero con ese barro rojo tamaño jumbo era de esperarse que fuera la primera persona que viera.
Salió del salón esperando pasar desapersiciba por el pasillo y lo hizo. Hasta llegar al comedor con Anna y Maka. Ahí estaban las idiotas de siempre que hacían comentarios sarcásticos y burlones. Estaban sentadas en la mesa contigua a la de ellas. Obviamente se sintieron libres de volver a reírse de Laia y su amigo.
—Oye ¿Tiene nombre? —preguntó una de ellas—. Deberías ponerle uno ya que tiene el tamaño Anna jajaja.
—Parece su gemela —acotó la otra.
Laia podía ver que Anna estaba a punto de llorar, pues nunca pasaban por alto que fuese bajita y regordeta.
—¡Ya basta! deja de ser tan imbecil —dijo sin pensar por la rabia y se puso de pie para disimular que lo dijo sin querer.
—¿Qué dijiste? —la joven morena se paró de su asiento y fue hacia ella—. ¿Quién te crees que eres?
—¿Quieres averiguarlo?
La escena se puso tensa y parecía que en cualquier momento se agarrarian de los pelos.
—¡Ya basta! —todos los espectadores voltearon para ver a Derek acercarse a ellas. Las miro a ambas con calma—. ¿No creen que están grandes para esto? Ya no están en secundaria.
Laia no sabía si en verdad quería una respuesta a su pregunta así que decidió no decir nada. En cambio Derek la seguía mirando y desvío sus ojos hacia el grano. Se quitó la gorra que llevaba puesta y se la puso en la cabeza tapándolo.
—Así está mejor. Devuélveme esta noche.
Laia sintió mucho calor y una buena satisfacción por lo que dijo frente a todos, aunque, no había taller esa noche. Él volvió hacia su asiento y terminó de comer. Las otras chicas la miraron con desagrado y fueron a sentarse. Laia, Anna y Maka hicieron lo mismo aunque estaban más sorprendidas que todos los demás. Por que admitámoslo a todos les gustaría haber llamado la atención por que el chica o chico popular y misterioso les hacía caso a ustedes. Laia había pasado su adolescencia en el hospital y no había experimentado aquello. Siempre lo veía en las películas y esperaba que algo así le pasase.

Ámalo por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora