Capítulo 15

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   Derek se acercó lentamente a ella, por un momento pensó que la besaría nuevamente pero tomó sus libros y luego camino a su auto. Ambos se subieron sin decir una palabra  hasta llegar al edificio de Laia.
   —¿Cómo sabes donde vivo?
   Tomó aire con los dientes apretados debido a su pequeño error —Yo te seguí un día con Vainilla.
   Laia soltó una risa nasal reprimida.
   —¿Algo te causó gracia?
   —No como crees —decía mientras se tapaba la boca con sus dedos intentando disimular.
   —¿Acaso es gracioso el nombre de mi perro?
   —Creo que me sorprendió más que me siguieras hasta casa.
   —Oh —fue lo único que pudo decir.
   Se quedaron en silencio por unos segundos eternos.
   —¿Quieres subir entonces? —dijo Laia para evitar la incomodidad.
   —Seguro.
   Se bajaron del auto y Derek la siguió. Abrió la puerta y dejó que pasara él primero, luego siguieron hasta el ascensor y ella pulsó el número 7. Otro silencio incómodo se hizo mientras subían. Cuando las puertas del ascensor de abrieron ella quitó un candado de la puerta de rejas que había delante. Pasaron, volvió a cerrarla y luego introdujo una clave en el pequeño panel de la puerta blanca. Al fin habían entrado en su departamento.
   —¡Vaya seguridad! —exclamó Derek.
   —Mis padres insistieron ya que viviría sola.
   Mientras Laia desempacaba su mochila de la universidad en el escritorio Derek veía todo a su alrededor. Llegó hasta una fotografía dividida en tres, con un joven apuesto en traje, Laia llevaba un vestido violeta que se ajustaba a su cuerpo y se veía realmente sexy. Ambos estaban abrazados, él la sostenía por la cintura y ella tenía una gran sonrisa; en la siguiente el la levantó por el aire mientras ambos sonreían más; y la última estaban abrazados de frente mientras se veían a los ojos. Creo que esa fotografía lo desánimo bastante.
   —Fue el día de mi graduación —dijo Laia quien estaba a su lado ahora.
   —Te ves muy linda... Digo la foto, es muy linda.
   —Gracias, es mi favorita.
   —¿Él... es tu novio? Se ven bien juntos.
   Laia río —Jajaja ¿Qué sucede?
   —Nada, solo me alegro por ti —se notaron muchos sus celos—. En fin ¿Puedo ver la carta? —casi se había olvidado a que había ido.

Ámalo por miDonde viven las historias. Descúbrelo ahora