Capítulo V
El siglo IV: la época de las hegemonías.
1. Grecia tras la Guerra del Peloponeso.
La guerra recién finalizada marcó el inicio del fin del sistema político basado en la polis o ciudad-estado. La creciente utilización de contingentes mercenarios en la pasada guerra provocará la definitiva separación entre el ciudadano y el ejército cívico, reemplazado paulatinamente por la utilización de tropas a sueldo. Se suben los impuestos, lo que supone una serie de revueltas populares.
2. La hegemonía de Esparta (404 – 372 a.C.).
2.1. El nuevo orden espartano.
A las promesas durante la guerra de restablecimiento de la autonomía de las ciudades siguió el orden creado por el espartano Lisandro, quien impuso gobiernos oligárquicos fieles a Esparta formados por diez miembros, cuya autoridad se basaba en la presencia de una guarnición al mando de un harmosta. La creciente influencia de Lisandro comenzó a verse con preocupación por las autoridades lacedemonias, se ponen en práctica una serie de acciones promovidas por el rey Pausanias para contrarrestar su poder, destaca el apoyo para facilitar el retorno de la democracia a Atenas tras el régimen llamado <<de los Treinta Tiranos>>. A esto se unía el descontento de los antiguos aliados de Esparta, Corinto y Tebas, que se negaron a cualquier colaboración en el nuevo orden.
2.2. Esparta y las ciudades jonias.
Esparta debía compaginar su papel de defensora de las ciudades griegas de Asia Menor frente al Imperio persa con las exigencias del tratado firmado con este por el que los espartanos recibieron el dinero suficiente para sufragar sus operaciones navales. Este doble juego terminó con el alzamiento del príncipe Ciro contra su hermano Artajerjes II, Esparta colaboró en el reclutamiento de un contingente mercenario que luchó a favor de Ciro, pero la muerte de este en la batalla de Cunaxa impuso el retorno de los expedicionarios. Todo esto queda reflejado en la Anábasis de Jenofonte. Se inicia así en el 400 a.C. la guerra de Esparta contra los persas en Asia Menor. Los espartanos contenían a los persas en la batalla, pero los agentes griegos del Gran rey promovían movimientos antiespartanos en Atenas, Argos, Corinto y Tebas, política que fructificó en la creación de una alianza militar entre Atenas y Tebas, a la que pronto se unieron otras ciudades griegas.
2.3. La Guerra de Corinto (395 – 386 a.C.)
Estalla entonces la Guerra de Corinto, los primeros encuentros de los aliados con los espartanos se saldaron con las derrotas de Nemea y Coronea, pero fue más importante la batalla naval de Cnido, donde se impuso la flota al mando del ateniense Conón. Inmediatamente se inicia la reconstrucción de los Largos Muros gracias al dinero del Gran Rey y se restablece la soberanía ateniense sobra las antiguas cleruquías. Se produce una revolución democrática en Corinto y formó junto a Argos una unión política o sympoliteia.
2.4. La Paz de Antálcidas o del Rey (386 a.C.).
Tras un intento fallido de conseguir la koiné eirene o paz general. Hasta que Esparta, dispuesta a abandonar las ciudades jonias a los persas, convenció al rey Artajerjes de la necesidad de la paz. Las reticencias atenienses desaparecieron cuando Esparta bloqueó el tráfico de cereales, se llega así a la aceptación de la llamada Paz del Rey o de Antálcidas, pero este tratado fue en realidad una imposición de los persas. Esparta queda como potencia hegemónica en Grecia al desaparecer las dos formaciones que podían cuestionar su autoridad (sympoliteia entre Argos y Corinto y la Liga Beocia dirigida por Tebas), pero en realidad su papel pasa a ser el de vigilante del cumplimiento de la paz dictada por el Gran Rey persa.
2.5. Los levantamientos contra Esparta.
Esparta resucita la política de guarniciones de época de Lisandro, extendiendo su autoridad desde el Peloponeso hasta el norte del Egeo. Los abusos y arbitrariedades despertaron entre los griegos animadversión hacia los laconios. El triunfo de una sublevación en Tebas consigue expulsar a la guarnición espartana y reinstaurar la democracia. El movimiento se extendió a Atenas, que concluyó una alianza defensiva con Tebas e inició contactos con varias de las ciudades que habían formado la antigua Liga ático-délica.
3. La Segunda Confederación ateniense.
Los contactos establecidos entre Atenas y algunos de sus otros aliados cuajaron en una nueva alianza militar conocida como Segunda Confederación ateniense, su objetivo era garantizar la libertad y autonomía prometidas en la Paz del Rey. Los atenienses se comprometen a no repetir los errores pasados y a respetar escrupulosamente la propia libertad y autonomía de sus aliados. El synedrion o Consejo de los aliados es el máximo órgano federal de la liga, aceptaba la entrada de un nuevo miembro, determinaba la tasa que debía entregar cada aliado. Cada estado enviaba un representante al Consejo. Sus prítanos convocaban al Consejo, la boulé preparaba el orden del día y, finalmente, era preciso el refrendo de la Asamblea ateniense para que un acuerdo federal fuera válido. Atenas aportaba el grueso de las tropas federales, mientras que los aliados más poderosos reforzaban el poderío de la alianza con naves o tropas terrestres. Los éxitos navales contra la flota espartana alentaron a numerosas ciudades a ingresar en la liga liderada por Atenas. El cuidado por no repetir los abusos de épocas anteriores llevó a la reforma de varias instituciones atenienses: se descargó a los prítanos de su antigua función de preparar y dirigir los debates de la Asamblea, función que pasa a un colegio de nueve proedros, y se liberó a la boulé de la supervisión de la administración naval, que pasa ahora a un colegio de diez epimeletas o inspectores de los arsenales.
3.1. Tebas y la confederación beocia. Tesalia.
Los tebanos centraron sus esfuerzos en reconstruir la Confederación Beocia, disuelta tras la Paz de Antálcidas. El proceso concluyó en 374 a.C. cuando acabaron por reagruparse la mayoría de ciudades beocias. La Confederación contaba con una asamblea popular en la que participaban todos los ciudadanos beocios y un colegio de siete magistrados, los beotarcas.
3.4. La koiné eirene de 374 y el final de la hegemonía espartana: Leuctra 371 a.C.
Esparta buscó de nuevo la mediación del Gran Rey para evitar una nueva guerra. En 374 a.C. se llegó a un acuerdo, koiné eirene, que comprometía a todos los griegos y al rey persa. Esparta reconoció el derecho de Atenas a ejercer su hegemonía en el seno de la Segunda Confederación marítima. De todas maneras, los enfrentamientos continuaron en el Adriático entre Esparta y la liga dirigida por Atenas. En este contexto tuvo lugar la invasión de territorio beocio por parte de un ejército lacedemonio ante la negativa de Tebas de disolver la confederación que en ese momento lideraba. La batalla tuvo lugar en Leuctra y en ella el general tebano Epaminondas aplicó por vez primera el principio táctico de la formación oblicua y la concentración del mayor número de tropas en el ala izquierda, algo totalmente novedoso para los griegos. El resultado fue la total derrota de los lacedemonios y la sustitución de Esparta por Tebas como potencia hegemóni
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Historia antigua de Grecia y Roma
Fiksi SejarahResumen de los capítulos de este libro hechos por mí, no han sido hechos para el público, solo los quería en el móvil para estudiarlos cómodamente.