Prólogo.

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Mélancolie !
Primera parte;

                    " La ambición jamás se detiene,
                  ni siquiera en la cima de la grandeza."
                                   —  Napoleon Bonaparte

Las gotas de la furiosa lluvia eran el único sonido que me acompañaba en esta gran ciudad, en mi mente me comparaba con las luces que eran reflejadas en esos charcos, quizás yo necesitaba de la noche para lucirme un poco más como ellas. No cargaba paraguas, estaba dejando que aquellas gotas me consumieran a su manera, estaba cansado de mi propia vida, de lo miserable que puedo llegar a ser y de lo poco humano que me quedaba. Todo alrededor de mí parecía estar en cámara lenta, quizás y solo quizás era como si yo hubiera detenido el tiempo a propósito, relamí mis labios para mirar a mi alrededor.

El cuerpo sin vida estaba frente a mí, debajo de un gran charco carmesí que poco a poco se expandía por la acera. Bajo el silencio de las calles por las altas horas de la noche, sin poder creer lo que había pasado me había quedado estático frente a él, en el fondo me gritaba "bien Jimin, él se lo merecía... solo fue defensa personal" pero aún así estaba aterrado.

Sin saber que más hacer tomé su billetera y la guardé en la parte trasera de mi pantalón, debía huir ahora, me había quedado mucho tiempo parado en la escena y no me convenía para nada.

Comencé a correr dejando un eco detrás de mí y la verdad no sabía a dónde iba, porque en cierto punto daba igual, no tenía dónde ir, no tenía a alguien esperando por mi, así que si moría esa noche nadie iba a notar la diferencia, yo no tenía a alguien que viera por mí, no tenía a alguien por quien vivir, solo deambulaba sin sentido por las calles, arreglándomelas para por lo menos conseguir algo de dinero y llevarme un pan a la boca, soy una maldita rata miserable y así he sido toda mi vida.

No creía en el destino porque siempre me pareció cruel, no creía en la magia porque siempre estuve maldito y no hay nada, ni nadie en este mundo que me haga cambiar de parecer.

Terminé en el estacionamiento de un market local, estaba temblando por el frío, mi ropa estaba cubierta de sangre y de mis ojos resbalaban algunas lágrimas que ya ni me molestaba en controlar. Comencé a caminar sin rumbo en el gran estacionamiento y en el proceso pateé una roca que estaba cerca de mí y me abracé a mi mismo, toda el área del estacionamiento estaba vacía a excepción de una persona sentada en la vereda, justo adelante de la entrada.

Alcé ambas cejas y lo observé por unos momentos, ese ''alguien'' estaba allí sentado con la mirada perdida, a veces balbuceaba cosas o cabeceaba por el sueño, pude haber pensado que estaba loco, pero el olor a marihuana era potente cerca de él. Suspiré y me senté a una distancia considerable, sin razón alguna, solo estaba cansado y debía pensar que hacer mientras trataba de calmarme.

—¡ay Dios! —exclamó abruptamente sacándome un respingo de la sorpresa.— ese porro estaba muy bueno, deberías probar un poco, estoy viendo estrellas.

Mordí mi labio y no contesté porque no sentí que debía hacerlo, aún seguía asustado por el grito, vaya mierda Jimin, para lo que has quedado.

—¿la noche no está muy hermosa hoy? —aquel hombre insistió en hablar cambiando de conversación rápidamente.

Dudé mucho en si contestar o no, pero la verdad era una buena distracción para mi cerebro o era mi miedo hablándome por estar hablando con un desconocido.

—sí, lo está —susurré.

—vaya... así que nuestro lindo ''gatito'' sabe hablar, que deleite... —sonrió.

Mélancolie! | メランコリア.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora