Parte 17

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Estamos en las jaulas de la tienda de mascotas, pasan muchos humanos a buscar animales. Pero la mayor cantidad de animales que se llevan son aves, ojalá y estuviera prohibido vender aves. Ellos se sienten tristes al igual que nosotros, por estar encerrados, eso les molesta y además aveces hay aves que olvidan para que son sus alas.
Tampoco quisiera que maltrataran a cualquiera, claro. Pero a las aves tenerlas encerradas es maltrato animal. Aunque ustedes no lo crean el maltrato animal no es sólo "golpear y matar", no, también es tener encerrados y pasarla mal todo el tiempo. No somos prisioneros de ustedes.

Ninguna persona llama mi atención y a ellas tampoco yo. Obvio, como soy un pitbull la mayoría de los humanos ni soportan verme.
White fue comprada ayer por una persona de traje ridículo negro, espero y sea bueno. Porque no parecía buen sujeto.
Ahora estoy solo, porque a los demás animales no siquiera los miro, solo yo y más nadie...
Espero y conseguir salir de aquí los antes posible, porque tengo un mal presentimiento de estar aquí.

Pasaban los días y nadie me compraba, miraban y nada, y cuando se agotaron lo cachorros casi no venía gente.
Estábamos a punto de cerrar cuando un humano joven entro feliz. Tal vez quiera un animal, porque viene feliz.

–¿Le quedan perritos?–Pregunta cansado.

–Lo siento, cachorros ya no. Solo grandes y de grandes me quedan solo tres que no sé si le gusten.

–Ummm...bueno, muestreme esos.–Caminaron hasta la jaula de un perro, allí él abre la reja y se lo entrega para que lo vea y lo toque.–Me gusta este, pero me gustaría seguir...–Lo interrumpe.

–¿Seguro? Él es callejero y es un mestizo, no pediré mucho por él.

–Primero quiero seguir viendo a los otros dos.–Cerraron la jaula y caminaron hacia mi. Yo moví mi cola y lo miraba fijamente.–Parece que me pide que le dé un hogar. Pero este es muy grande, aunque se ve carinoño.

–A él no los entregaron unos muchachos. No sé si habra sido de ellos, pero es muy carinoño y jamás ladra tanto como los demás. Lo único que no sabemos de él es su fecha de nacimiento y cuántos años tiene.

–Creo que me llevaré esté.–Sonrie.

¡Si! ¡Saldré de aquí!
Yo ladre y moví mi cola, mientras me abrían la jaula y yo salía...con una correa puesta. Qué tanto tienen los humanos con estas correas.
Me compraron y me llevaron a mi nuevo hogar caminando.
Era lindo y rápido cree una conexión con mi nuevo humano.
Él se llama Pedro, por cierto.
Su casa no tenía jardín, pero era muy, muy bonita. Y como ya era de noche nos fuimos a dormir a la habitación, que huele a perfume de hembra. No sé porque, él es hombre.
Él se acuesta en la cama y yo también, pero al verme allí él me regaña y me dice que me baje.
¡Oye!
Bueno, pero por lo menos déjame dormir al lado de tu cama.
Y dicho y hecho, me acosté a su lado. Él se había quedado dormido, yo también. Pero me despierto al escuchar la puerta de la casa abrirse
¡¿Quién es?! No moleste y vallase, sea quien sea.
Me levanté del piso y salí de la habitación, llegando al pasillo y luego a la sala.
¿Quien eres tú?

Una humana había entrado a mi casa y sin permiso ¿Qué clase de broma es está? ¡Te voy a interrogar humana!
Yo le ladró mientras se habló y ella cuando me ve hace una mueca.
¡¿Vives con Pedro?! ¡¿Lo conoces, eres familia acaso?! ¡¿Eres mamá?! ¡¿Amiga, hermana, tía?! ¡¿QUIÉN ERES?!

Ella se molesta y fastidiada va al pasillo, donde llega a la habitación de Pedro y entra.
¡Hey, no tienes permiso de entrará ahí!
Yo la sigo y no paro de ladrar, de tanto alboroto, Pedro despierta y ve a la humana y que yo le ladró.
¡Pedro ella entró como si nada!

–Aclaramos que ibas a traer un cachorro de raza pequeña. ¡No un perro de raza grande!–Exclama.–Tú sabes que no me gustan los perros.

–Ya se, pero él se veía triste ahí y solo quería un hogar y que alguien lo cuidara.–Dice bajándose de la cama y caminando hacia mi.

–Además, ese es un pitbull, hasta con un Golden creo que me conformo.

Ah, ya entendí quien es. Ella le pertenece a mi dueño y él es su macho alfa.
¡Ah ok! Ahora entiendo todo, jajajaja. Pero a pesar de eso, ella no me cae bien. Siento que es mala en algo y nosé en que. Pero no la quiero.
Pedro se agacha y le acaricia, ella solo se pone las manos en la cara y sale del cuarto. Por lo menos ya no la tengo frente mío, porque con solo verla me faltaba la vista.

–No te preocupes, ella ya no puede hacer nada si tú ya estás aquí.

Eso es lo que quería escuchar, me alegrastes ¡Sip!.
Él se devuelve a su cama y se duerme, está vez si apaga la luz. Bueno, mi trabajo con él acabo. Ahora me falta encargarme de la chica y presiento que no va hacer fácil. Lo haré porque olfateo que él no quiere estar con ella.
¡Patas a la obra!
Salí del cuarto y llegue al pasillo, donde entre a otro cuarto que había estado cerrado desde que llegué. Pero esta vez estaba abierto, porque la chica la abrió con una llave.

Entre y veo a la humana sentada en una silla, tocando un aparato cuadrado y pequeño. Después se lo pone en la mejilla y empieza a hablar. Me pregunto porque habla con su mano.
Pero cuando me ve...

–Luego te hablo.–Coloca esa cosa en la silla y se levanta, caminando hacia mi.–Fuera de aquí, perro sarnoso. Nadie te quiere, él te engaña.

Uy su me engaña, será que te engaña a tí que no te quiere. Yo sé que no lo hace hacia mí porque veo su felicidad al verme.
¡Más que a ti, wuajajajajaja!
Pero al decir yo entre y ella intentaba evitarlo, pero no me importo y seguí mirando su cuarto. Viendo que tenia bastantes vestidos en la cama. Entre ellos su "preferido" que era azul oscuro y tenía flores ¿Por qué tenía flores? Ni siquiera olían como las de siempre. ¿Serán de mentira?

–¿Será que no entiendes que te vallas y me dejes aquí en privado?–Exclama.

No entendí todas las palabras, pero siempre se que quiere decir.
Ingnorandola seguí mirando, hasta que me subí en la cama y a ella por poco de la un infarto por yo montarme encima de todos sus vestidos.
Bueno, los fueces puesto donde van, perdón pues.
Ella se molestó tanto que camino hacia mí y me pegó con su mano.
Yo le gruñía y con mi boca agarre su vestido azul favorito.

–S-sueltalo, animal.

Y tú no me vuelvas a golpear.
Le gruño más, hasta que le clavó los dientes al vestido, dejándole agujeros.
Ella se puso a gritar y yo me baje de la cama rápido, llendome a la habitación de Pedro.
Se lo merecía, si a Pedro no le gusta que este aqui, se tiene que ir de alguna forma u otra.

Esta historia continuará...

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