Capítulo 12: Nunca es tarde para volver a intentarlo

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Salió de su despacho y miró a su alrededor para percatarse de que nadie lo veía. Se sentía como un tonto adolescente de 15 años... escondiéndose para no ser descubierto por sus padres. Volvió a observar por el pasillo. Soltó un suspiro. Al parecer todos estaban ocupados y él podría ir a verla sin ser interrumpido.

Desde que había llegado quiso estar a solas con ella. Pero si no era una cosa, era otra. Y jamás lo lograba. Tenía ganas de ver aquellos ojos azulados que amaba en secreto desde hacía tanto tiempo. Sin dudarlo entró a la cocina, haciendo un poco de ruido.

Ella se sobresaltó y se giró a verlo con el corazón en la boca. Se sintió algo aliviada al saber que era él. Aunque de repente se sintió nerviosa. No quería estar a solas con Nelson Brizz. Carraspeó su garganta y volvió a mirar de nuevo al agua que comenzaba a hervir. Nelson se acercó un poco.

-¿Qué estás cocinando? -le preguntó y respiró profundamente para encontrarse con el inconfundible aroma al romero.

-Pastas -contestó ella simplemente.

-Mmm... mis favoritas.

Ella lo miró de reojo y su corazón dio un vuelco. ¿Por qué... por qué le seguía pasando aquello? Era como que no podía superarlo. Lo había amado siendo una niña y lo seguía amando siendo una adulta. Ellos dos se conocían desde que su padre había sido contratado para ser peón de aquellas tierras. Nelson tenía 15 años y ella 13... se habían amado tanto. Pero luego él se fue. Y después de unos años volvió casado. Ella también había hecho su vida. A veces se reprochaba por no haberse jugado por su verdadero amor.

-Lo sé -le dijo luego de unos segundos.

Nelson se quedó quieto, observándola. Quería decirle algo, pero no sabía que. Tenía aquella estúpida sensación en el pecho. Se preguntaba a si mismo, qué era lo que le impedía confesarle que la seguía amando. Su esposa había muerto cuando Nikki apenas era un bebé. Y Paula se había separado del padre de Francisco hacía muchos años.

-Paula...

-¿Qué? -preguntó ella.

-¿Crees que aun estamos a tiempo?.

Ella se giró a verlo como si hubiese dicho algo sumamente malo. Sus ojos estaban bien abiertos y había dejado caer el repasador sobre la mesada.

-¿Qué? -murmuró.

-¿No lo crees?

-Yo...

Él dio un paso hacia ella. Se limitó a observarla fijamente.

-Voy a quedarme a vivir aquí -los ojos de ella se abrieron aun más -Y creo que voy a necesitar una... buena mujer para que me acompañe en la habitación grande.

Sus mejillas se tiñeron de un rojo casi intenso.

-Nelson -chilló avergonzada. Él rió por lo bajo.

-Cásate conmigo, Paula -ella sintió que iba a desmayarse -Fui un cobarde hace 30 años atrás... por no pelear por ti.

-Éramos joven, Nelson -musitó ella y dejó de mirarlo.

No podía mirarlo. Le dolía hacerlo. Le dolía recordar la manera en la que ella lo había esperado tontamente... y luego lo había visto llegar de la mano con una hermosa joven de cuidad.

-Era un idiota -murmuró él -Y lamento haberte hecho sufrir. Lamento... lamento todo lo que pasó.

-Ya no más -le pidió ella y se aguantó las ganas de llorar. Ya no era una niña, no iba a llorar delante de su dolor. Se armó de valor para mirarlo -La cena ya está lista, señor. Voy a avisarles a los muchachos...

Salió de allí dejándolo con el corazón acelerado. Nelson suspiró. Le iba a costar mucho trabajo hacerle entender a esa mujer que aún la amaba...más que a nada en ese mundo.

Will Horses - Adaptada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora