Capítulo 29: Te voy a salvar

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Pero ahora ya no, Nikki, ya no.

Y de repente se alejó de ella en un respiro. Nikki abrió los ojos para ver lo que pasaba.

Y allí estaba Francisco. En ese mismo momento le dio un puñetazo a Federico en el rostro, haciéndolo caer al suelo. Ella se llevó una mano a la boca, y solo pudo quedarse allí parada.

Francisco estaba completamente sacado. Había estado observando todo, ya que había estado siguiendo a Nikki. Desde que ella había informado que iría todos los días a la casa de los Montoya, él se había comprometido con si mismo a seguirla para asegurarse de que llegaría bien. Y lo mismo haría con la vuelta. Él sabía que algo así pasaría, el presentía que aquel maldito infeliz sería capaz de una cosa así. Se acercó a él y le proporcionó una patada en una de sus costillas.

-¡Tolero que robes nuestro ganado! -le gritó y volvió a golpearlo. Lo tomó de la nuca y lo puso de pie -¡Tolero que intentes quemar nuestras cosechas! -otro golpe más. La furia corría por sus venas -¡Tolero que intentes matar a mi primo, que no respetes a mi gente! -se acercó a él y lo tomó de la ropa acercándolo -Pero no voy a soportar que le toques un pelo a ella,

¿entiendes eso, imbécil? -lo soltó y volvió a golpearlo.

-¡Ya, Niall, ya basta! -escuchó que ella decía y pronto unos delgados brazos lo rodearon por detrás. La respiración del azulino salía agitada de su cuerpo, mientras observaba a Federico tirado en el suelo, agarrándose el rostro -Vamos, Francisco, por favor llévame a casa...

Él giró y su corazón se encogió al ver el miedo que reflejaba los azulados ojos de ella. Ese infeliz debería morir por haberle causado aquello, claro que sí. La acercó a él y le besó la frente.

-Tranquila, ya pasó -musitó cerca del nacimiento de sus cabellos.

Nikki escondió el rostro cerca de su pecho y se quedó allí. Estaba segura de que no había lugar más seguro que ese.

-Por favor, vayámonos de aquí -le pidió.

Él asintió y comenzó a caminar sin dejar de abrazarla.

-¡Eres un maldito infeliz, Guzman! -le gritó Federico.

Francisco lo miró sobre su hombro. El bastardo se estaba poniendo de pie. Su nariz sangraba y pronto tendría un ojo morado.

-¡Vuelve a intentarlo, Montoya, no saldrás vivo la próxima vez! -le advirtió.

Sintió que Nikki se tensaba contra él. La abrazó un poco más y volvió la vista al frente mientras se dirigían a su caballo.

Caminaron en silencio, simplemente abrazados. Ella aún estaba alterada, se notaba por los leves temblores que daba su cuerpo. Jamás había pasado por algo como aquello. Y definitivamente no quería volver a pasarlo.

Entonces comenzó a pensar. ¿En qué momento llegó Francisco para socorrerla? Se alejó un poco de él y levantó la mirada. Él miraba fijamente al frente.

-Niall -lo llamó. Él alzó ambas cejas en forma de pregunta -¿Cómo sabías que yo estaba...?

-Te seguí -contestó simplemente.

Los ojos de Nikki se abrieron a causa de la sorpresa. ¿Él la había estado siguiendo?.

-Pero, ¿Por qué?

-Desde ayer decidí seguirte. No me parecía seguro que vinieras sola para estas tierras. Ya vez que es bastante peligroso -la soltó y se subió al caballo. Le tendió la mano para ayudarla a montar también. Pero Nikki no se la dio enseguida.

Will Horses - Adaptada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora