Todo era demasiado confuso. No quería sentirse más así, no.
-¿Nikki?
Ella levantó rápidamente la cabeza y en ese mismo instante se puso de pie.
-¿Qué haces en mi habitación? -preguntó nerviosa.
Él estaba allí parado con cara de sueño, un pantalón de dormir y una musculosa blanca que dejaba a la vista los fuertes músculos de sus brazos. Nikki tragó saliva.
-Necesitaba hablar contigo -dijo Francisco.
-¿Sobre qué? -dijo y sacó su vista de él.
-Sobre lo que pasó en la cocina...
-Nada pasó en la cocina -se apresuró a decir.
-¿No? -inquirió él -Te fuiste así, como si nada...
-De verdad no pasó nada -sentenció ella -Y voy a pedirte que por favor te vayas ahora mismo. Ya es tarde... y que la próxima vez golpees antes de entrar. Ya no somos unos niños -él la miró extrañado -Y que tu novia no vuelva a entrar así...
-Comprendo -asintió él -Y perdón.
-No, no es nada.
Francisco caminó hasta la puerta y luego se giró a verla.
-Hasta mañana -le dijo.
-Adiós -asintió ella.
Francisco salió de allí. Ella se quedó quieta observando la nada... lentamente se sentó en la cama y de repente la culpa la invadió. Ella no tenía derecho de tratarlo de esa manera. Él solo había ido para hablar.
Se acostó en su cama y apagó la luz de la mesita de noche. ¿Qué estaba pasando con ella, por dios? No se sentía igual que hacía una semana atrás.
Soltó un suspiro y cerró los ojos. Quizás mañana se le iría todo el mal humor y las ganas de comportarse como una salvaje...
Se despertó peor de lo que se había acostado. Su humor no solo había empeorado, sino que se había despertado sin voz.
-No te aguanto más -le dijo Matt. Ella lo miró indignada.
-Ni yo -le dijo con poca voz mientras ambos bajaban las escaleras para ir a desayunar.
Desde que se habían encontrado en el pasillo no habían parado de pelear. Matt al parecer estaba decidido en fastidiarla. Y ella no estaba muy tolerante para eso.
-Te escuchas tan horrible -le aseguró él -¿Sabes por qué estás así?.
-Si, lo sé -aseguró ella con aquella horrible voz que le salía.
-Estás así por hacerte la Heidy ayer, por eso.
Ella lo miró mal. Pero no pudo decirle nada porque justo llegaron a la sala en dónde Francisco ya estaba sentado leyendo el diario y tomando un café. Cada uno tomó su lugar y comenzaron a desayunar.
-¿Cómo durmieron? -les preguntó Nelson.
-Ay, yo muy bien, Nelson-dijo Matt sonriente -Gracias a dios los mosquitos no entraron a mi cuarto y dormí como un bebé. Pero no sé como habrá dormido la mudita.
-¿Mudita? -inquirió y miró a Nikki.
-No... no tengo voz -logró decir ella.
-Oh, hija... ¿Qué le pasó a tu voz?
-Quise hacerme la campirana, papi -Matt imitó a la perfección la voz de Nikki mientras se acercaba la taza a la boca.
Nikki se puso rápidamente de pie.
-Eres intratable -le dijo con la poca voz que le quedaba.
Salió rápidamente de allí. Nelson miró algo confundido a Matt. El rubio se encogió de hombros y le dio un mordisco a una tostada.
-¿Qué? -preguntó -Ella empezó, lo juro.
Nikki salió de la casa y paso rápido comenzó a caminar hacia el establo. Necesitaba despejarse un poco, calmarse. Tenía que controlar su humor, porque sino iba a ser mucho peor. Y ella ya no quería estar así.
Entró, pero se detuvo al verlo allí. Francisco giró a verla, pero al instante volvió la vista a White, que estaba parado frente a él. El azulino le cepillaba el pelaje.
-Buenos días, señorita ¿se le ofrece algo? -le preguntó sin mirarla.
Ella pudo notar el tono de 'indiferencia' en sus palabras. Se mordió el labio con algo de fuerza. Quería acercarse a él y pedirle perdón por lo que había pasado anoche.
-Francisco... -logró decir.
Él se giró a verla y soltó un suspiro para luego dejar las cosas que estaba utilizando para arreglar a White, en el piso. Se acercó unos pasos a ella.
-Vamos a dejar las cosas claras -le dijo -Creo que usted las dejó bien claras anoche...
-Pero... -él volvía a tratarla de usted.
-Y va a ser mejor que las cosas se queden como están. Usted es la hija del jefe, y yo soy su empleado. Va a ser mejor no mezclar más las cosas.
-No, Francisco...
-Ya no somos unos niños -él se fue de allí..dejándola con la palabra en la boca.
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Will Horses - Adaptada-
RomancePrólogo. Que nerviosa se sentía, le temblaban las piernas. No recordaba, o eso creía, haber pasado un día tan emocionante como ese. Su cumpleaños número doce. No podía dejar sus manos quietas y se mordía el labio,nerviosa. Sí, estaba nerviosa. Su...