Capítulo 45: El

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Llegaron corriendo al despacho de Nelson e ingresaron para encontrar que Gloria estaba arrodillada al lado de él y lo sostenía contra su pecho. Levantó la vista para mirarlos y vieron las lágrimas que corrían por sus mejillas. El corazón de Nikki dejo de latir. Su padre no podía estar muerto, claro que no.

-¡Llamen a un doctor ahora!. -exclamó Francisco y se acercó hasta ellos para alzar a Nelson en brazos.

Con una facilidad que sorprendió a Nikki salió de allí y comenzó a subir las escaleras, como si su padre no pesara nada. Ella simplemente no podía reaccionar, estaba totalmente ida.

-¿Qué estas esperando? -le preguntó Mattie. -¡Sube con ellos!.

Asintió tontamente y subió corriendo detrás de los pasos del rubio. Llegó a la habitación de su padre y vio como Francisco lo acomodaba sobre la cama. Se acercó hasta ellos.

-Papá -lo llamó y se arrodilló a su lado. -Por favor, papi, despierta...

Nelson no reaccionó. Entonces los ojos de Nikki soltaron las lágrimas que había estado acumulando durante todo el camino. Su padre lo era todo para ella. Y si él... se iba ella... ella no iba a soportarlo.

-Tranquila, Nikki. -le dijo Francisco y acarició su hombro. Ella siguió con la mirada fija en su padre -Le tomé el pulso, está vivo... solo está inconciente.

Ella se giró a verlo.

-Me muero si le pasa algo -dijo con la voz quebrada.

Francisco se arrodilló a su lado, la tomó del rostro y la acercó a él para acurrucarla contra su pecho. Ella se echó a llorar a conciencia y se apretó más contra él.

-Nada va a pasarle, te lo prometo...

Alguien entró al cuarto. Era Paula. Ellos la miraron y se pusieron de pie. Ella se acercó hasta la cama y se sentó al lado de Nelson. Estaba pálida y el cuerpo le temblaba.

-Ya viene el médico. -dijo apenas audible.

-Mamá, todo va a estar bien. - la calmó él.

Ella simplemente asintió y miró a su primer amor. Había ido a buscarlo a su despacho para decirle que sí... que se quería casar con él y compartir el resto de los años que le quedaban... juntos. Y lo había encontrado tirado en el suelo, inmóvil, con los ojos cerrados. Su mundo se había venido abajo. Ella simplemente iba a morir si al amor de su vida le pasaba algo... Él creía que ella ya no lo amaba, cosa que no era cierta. Lo miró y levantó su mano para acariciar su rostro. Siempre iba a amarlo, no importaba el daño, el dolor, los años... Nelson Brizz era la otra mitad de su alma.

Mattie entró corriendo al cuarto, todos se giraron a verlo.

-Llegó el doctor -avisó.

Nikki salió rápidamente de la habitación y vio al hombre bastante mayor que terminaba de subir con algo de dificultad las escaleras. Tardó un poco en reconocerlo, pero lo hizo. Ese era el doctor que los atendía a ellos cuando ella aún vivía allí. Por dios ese hombre todavía estaba vivo...!,debía tener como más de 100 años, pensó Nikki.

Sacudió la cabeza y se acercó hasta él.

-Por aquí está mi padre, doctor. -le indicó. El hombre la miró sobre sus anteojos y asintió con la cabeza. La siguió en silencio en ingresó al cuarto. Nikki iba a entrar, pero él la detuvo.

-Necesito estar solo. -le dijo con voz rasposa. Ella asintió. Y se quedó parada en la puerta.

Apoyó la frente contra esta, y suspiró.

-Ven, Paula. -dijo Mattie. -Vamos abajo...Voy a hacerte un té de tilo así te calmas un poco... Nelson va a estar bien.

-Vamos, vamos. -susurró ella un poco mejor.

Will Horses - Adaptada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora