Capítulo 22: Encubriendo de cierta forma al enemigo

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-Ten cuidado -murmuro su amigo.

Ella asintió. Y entonces alguien se asomó. Nikki dejó de caminar para mirarla bien. Ella también la miró fijo.

-No eres Roy -dijo la chica.

-No, soy Nikki -dijo ella.

-Oh, lo siento. Yo... no debería estar aquí -se disculpó y se dispuso a irse.

-¡Espera! -la detuvo la morena -¿Tú eres Liliana?

La castaña asintió tímidamente. Matt se acercó a Nikki y le sonrió a la muchacha.

-Así que tú eres la famosa Liliana por la que el lindo rubiecito está herido y postrado en la cama.

-¡Matt! -lo retó Nikki. Liliana se sonrojó.

-Lo siento -se disculpó -Yo no quise que eso pasara.

Liliana desapareció de allí. Nikki miró mal a Matt y salió detrás de la chica para pedirle disculpas por su amigo. La divisó caminando hacia la parte delantera del gallinero.

-¡Oye, Liliana! -la llamó. La castaña no se detuvo. Pero entonces Nikki aceleró el paso y la alcanzó -Espera, espera -Liliana se giró a verla -Disculpa a mi amigo, es algo... tonto.

-No pasa nada -murmuró ella.

Entonces escucharon los galopes de varios caballos. Las dos miraron hacia la casa. y allí estaban ellos. A Liliana se le detuvo el corazón. Allí estaban su padre y sus hermanos, buscándola.

-Oh, oh... hay problemas -dijo Nikki.

Francisco llegó justo cuando vio que Robert Montoya intentaba entrar a la casa de los Brizz a la fuerza. Nelson y su madre le hacían frente en la puerta. Se bajó rápidamente de su caballo y se acercó con paso decidido. En ese momento Federico, el hijo mayor de Robert, se giró a verlo. Sonrió con malicia.

-Pero miren a quien tenemos aquí -dijo con sarcasmo-Al peón jefe.

-Cállate, Federico -dijo Robert -No estamos aquí para juegos infantiles, vinimos a buscar a tu hermana. Déjame pasar, Brizz.

-Ya te dije, Robert, tu hija no está aquí.

-Entonces ¿Por qué no me dejas entrar?

-Porque usted no es bienvenido aquí -habló Paula apuradamente -No después de lo que sus hijos le hicieron a mi sobrino.

-Ya dije que fue un error.

-Si, haber fallado -murmuró Alejandro. Robert lo miró mal.

Francisco se acercó hasta dónde estaba su madre y Nelson, se paró delante de ellos y miró fijo a Robert Montoya.

-Creo que el señor Brizz fue claro, señor Montoya. Su hija no está aquí.

Robert se acercó otro paso a él, desafiándolo. Francisco ni pestañeó, la verdad era que no le tenía ni un poco de miedo a ese hombre. Entonces Federico y Alejandro sacaron sus armas.

-Van a dejarme pasar -aseguró Robert.

-No -sentenció el castaño. Sintió la mano de su madre apretarlo con fuerza por detrás.

-Esto es demasiado, Montoya -dijo Nelson algo nervioso -No tienes ningún derecho a amenazar a mi gente.

-Entonces déjenme pasar.

-¿Qué sucede aquí? -preguntó una voz femenina.

Todos los ojos giraron a verla. Nikki estaba parada con una mueca preocupada, y a su lado estaban Liliana y Matt, con dos canastas en las manos. Robert se alejó de Francisco y sus hijos guardaron sus armas.

-¿Nikki? -preguntó Federico. Ella lo miró y al instante puso cara de desagrado.

-Federico -le dijo distante y volvió la vista a Francisco -Vuelvo a preguntar, ¿Qué sucede?.

Robert dio unos pasos hasta Liliana y justo cuando iba a tomarla del brazo, Nikki se puso en su camino. El azulino se tensó.

-Liliana, ven aquí -le dijo. Ella ni se movió.

-Espere, espere, espere -dijo la rubia. -Necesito saber que sucede.

-Ellos vinieron a buscar a Liliana porque creyeron que estaba con Roy. - Contestó Francisco.

Nikki y Matt soltaron unas sonoras carcajadas y se miraron realmente divertidos.

-¿Con Roy? -dijo el rubio -Por dios, el pobre no puede ni salir de la cama después del disparo que le dieron.

-Y Liliana ha estado con nosotros todo el día, juntando huevos -dijo Nikki mientras le mostraba una de las canastas.

Robert los miró consecutivamente a los tres, parecía no estar del todo convencido. Pero luego de unos cuantos segundos soltó un suspiro y se giró a ver a Nelson.

-Lo siento, Brizz.

-Está bien -dijo Nelson.

-Nos vamos, muchachos -les dijo a sus hijos -Liliana.

La chica le entregó la canasta a Nikki con una pequeña sonrisa en los labios.

-Muchas gracias -murmuró.

-De nada -sonrió ella.

Liliana se acercó a su padre. Luego de unos cuantos segundos todos vieron como ellos se alejaban. Nikki y Matt suspiraron aliviados, habían logrado convencer al ogro. Chocaron sus manos y luego hicieron el baile que habían sacado de juego de gemelas.

Francisco los miró divertido, al igual que Nelson y Paula.

-En realidad no estuvieron todo el tiempo con ella, ¿cierto? -preguntó Nelson.

-No -dijeron los dos al unísono.

-Estaba por ver a Roy, ¿verdad? -preguntó Paula.

-Si -volvieron a decir como loritos.

-Vamos a tener que ponerle verdaderamente los límites a ese jovencito -dijo la madre de Francisco -Pero ya, entremos que el sol ya no está y la noche se pone algo fresca.

Todos asintieron. Pero Nikki y Francisco se quedaron parados en sus lugares, mientras que el resto ingresaba a la casa. La pequeña chica le sonrió levemente, él también lo hizo. Parecían dos tontos.

Will Horses - Adaptada-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora