ALEX PAN, EL FINAL DE LOS HAMBRIENTOS

Malas Noticias

En nunca jamas los atardeceres son más lindos y extraordinarios que en mi planeta, aquí son de un color muy naranja, lo ideal es que ya me metiera a la cueva para ver que pasara con el rey umi, pero ya no era el mismo que visito nunca jamas por primera vez.

con la forma en que se despidió ariel, me dejo con la intriga de saber que fue lo que paso en el lago de las sirenas, y también escuche que alex había dicho que era de sus lugares favoritos, y eso fue lo que hice, fui a investigar sobre que es lo que pasa ahí, como no sabia donde estaba, regrese a la aldea a buscar al anciano que me entrego el mapa.

con el mapa en mis manos con un nuevo destino, camine mucho pero por fin llegue, estaba más lejos de lo que, me había imaginado, pero valió la pena, había muchas criaturas espiando el lugar, puedo jurar que vi faunos, y hasta un minotauro, saliendo de este lugar, veo una cascada un lago, esta rodeado de arboles, y de rocas, este lugar es histórico para mi por que hasta el fondo de este lago ha de estar los restos de la famosa wendy.

no me acerque por completo al la orilla del lago, no conozco ninguna historia buena acerca de las sirenas, pero quería ver como eran, me subí a una piedra de buen tamaño para alcanzar a ver que es lo que había, y estaba una ninfa en la orilla incada besándose con una sirena, tienen todos los rasgos humanos con excepción de sus orejas de punta y su piel tiene escamas brillosas, como el brillo de los colibrís, y no estaban desnudas, cubren su senos con un brasier tejido de algas, eso me dice que no son peligrosas, ya sin dudas camine hasta la orilla y me asome lentamente y me escupió agua una sirena con rasgos orientales, con una perla en medio de su frente, se peino asía atrás su perlo mojado y se recargo en la orilla, y se asomo su cola, son de un tamaño mas grande que su torso, y era como ver un pescado, cuando me quite el agua de mi cara ella se rio, su risa era muy agradable una voz muy hermosa, quería volver a escucharla, sus ojos no dejaban de ver los míos.

_préstame tu mano ,ivan_ estiro su mano,sus uñas eran largas y entre sus dedos tenían piel extra, y pude notar sus agallas en su cuello, su voz era tan fina que era excitante oírla, un masaje para el oído, le estire mi mano y ella se muso a ver y acariciar mi palma, la soltó y sin salpicar ninguna gota de agua se volvió a sumergir, mire a los lados y llegaban más criaturas, algunos hasta les trían regalos, como peinetas, flores, piedras preciosas.

y de nuevo, estaba frente ami la sirena, que me estiro una botella de cristal con un liquido muy transparente 

_ lagrimas de ninfa, guárdalas y entrégale a nunca jamas al hombre de la esfera _ la piel se me enchino al escuchar de nuevo su voz, y recibí el regalo de la sirena y me marche, si los hambrientos han estado devastando todo por la noche, no era bueno que me quedara aquí y desarmado. 

entrando a la aldea no veía rastro alguna persona, me alarme así que corrí teniendo cuidado para no tropezar y tirar la botella, la gran puerta de la montaña, estaba apunto de cerrarse 

_ ¡esperen! ¡esperen! aun falto yo_ la puerta se detuvo y salio un guardia para ver que era lo que gritaba, era el mismo guardia que me quería sacar de la sala del rey, y me hizo la señal con su brazo que corriera_ gracias a dios_ dije mientras tomaba más oxigeno

en cuanto entre en la montaña terminaron de cerrar,la cueva ya estaba alumbrada por unos  hongos luminoso que estaban en el suelo y el guardia ya tenia indicaciones que me llevara con el rey umi, pues me hizo una señal con su cabeza para que lo siguiera, iba abriendo puertas, y recorrimos más pasillos hasta llegar a un salón con sillas, mesas repletas de platillos, todo acomodado haciendo un circulo al centro, como una pista de baile, en el salón, esta el rey umi, y unas personas más, el rey umi era el encargado la decoración pues el  decía donde y como acomodar cada cosa, se ve tan concentrado que no quería  interrumpirlo, fingí toser para tener su atención, que fusiono por que me volteo a ver, le brillaron los ojos