CAPÍTULO 13

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Acabé mi "discurso" por así decirlo.

Mi cerebro se quemó un poco pensando en las palabras que usaría; en mi opinión quedó bien, estaba segura de las palabras que usé. Aunque la hoja quedó horrible, cuando empecé a escribir era una hoja blanca y sin alguna arruga, pero ahora era una hoja doblada en las esquinas y con manchas grises de tanto usar la goma de borrar. Pero lo que interesa es el contenido no la apariencia ¿verdad?

Solo quedaba planear dónde sería la "cita", sonaba muy raro cuando lo decía así "mi cita con Jack".

Guardé la hoja en una de mis libretas. Como ya no tenía nada más que hacer me acomodé en mi cama para ver un capítulo de Rick y Morty en Netflix, como lo extrañaba; con tantos trabajos estresantes de la escuela no podía disfrutar de una tarde de Netflix.

Bajé por algo de tomar, y luego me metí a la cama, me acurruqué y me quedé dormida al poco rato.

***

¡Pinche alarma que interrumpe mis sueños!

Apagué la alarma con unas terribles ganas. Puede que haya dormido muy bien, pero eso no significa que me levante con energía positiva.

Cómo sea.

Me dirigí al baño para darme una ducha, escogí la ropa que usaría, agarré mi mochila y bajé para desayunar.

Cuando bajé mamá ya estaba en la isla de la cocina tomando su café con un plato de huevos revueltos y tocino al lado.

–Buenos días —dijo mamá, mientras le daba otro sorbo a su café.

–Buen día.

–Te preparé el desayuno, tómalo antes de que se enfríe.

–Gracias.

Recogí mi taza y mi plato y me senté a su lado.

–¿Ya entregaste tus trabajos? —interrumpió mamá.

–Sí, hoy entregaré los últimos y en estos días serán los exámenes de fin de semestre.

–Esta bien. Estube pensando, y la verdad noté que sí has estudiado mucho, así que hoy es tu último día de castigo. Claro con la condición de que sigas cumpliendo con tus deberes escolares y ya no me vuelva a llamar el director.

–¡¿En serio?! Gracias mamá —le dediqué una sonrisa. 

–Bueno me tengo ir, el último que llega a la oficina debe ayudar a Laura con los informes. —dicho eso, me dió un beso de despedida en la frente, cogió sus cosas y se fue. 

Me fijé el reloj de la cocina, aún tenía tiempo, así que para pasar el rato me fui caminando a la escuela. Mientras caminaba por el lugar con los audífonos puestos, pensé en qué lugar sería indicado para hablar con Jack en "mi cita con él". Se me ocurrió que podía llevarlo nuevamente a Pacific Park como él lo hizo la primera vez. Era una buena idea, se lo podía decir en la rueda de la fortuna, eso impediría que yo salga corriendo de ahí por lo cobarde que soy.

Llegué a la escuela y lo primero que noté fue un auto lujoso aparcado en la esquina, de él bajó una chica, era de cabello castaño muy claro y llevaba puesto un vestido simple con una chaqueta de mezclilla. Ví como se despedía de... quién sea que estuviese en el auto, y luego entró a la escuela.

Entré después de ella y como no la ví más me dirigí a mi salón. Todo fue tranquilo por el momento, la clase transcurrió del todo normal, entregué el informe que el Señor Davis me había pedido, y luego tocó el timbre que indicaba el receso.

Fui a la cafetería y ví a Sophia sola en una mesa, me acerqué a ella para platicarle todo lo que había planeado para la cita.

–Hola —dije mientras dejaba mi bandeja de comida sobre la mesa.

–Hola.

–¡Que crees!, ya planifiqué todo —le dije un tanto emocionada.

–¿Planear qué? —preguntó con el ceño fruncido.

–Es en serio —solté, ¿lo había olvidado? Si solo fue ayer de lo que hablamos— ¿De la cita con Jack? ¿Lo olvidaste?

Sophia simplemente soltó unas risas.

–Claro que no lo olvidé, solo quería devolverte el gesto.

Ya lo entendí, se burlaba así porque yo había hecho lo mismo ayer en mi casa.

–Bueno ya estamos a mano, ¿Y qué planteaste? —me preguntó con su mirada puesta en mí.

–Bueno estaba pensando en que podría llevarlo al Pacific Park en Santa Mónica, pasar un buen rato en los juegos y para el final de la tarde subir a la rueda de la fortuna y explicarle lo que siento.

–La rueda de la fortuna, que romántica —me miraba con esos ojos pícaros como diciendo "ya se qué piensas hacer pillina". 

–No es por eso —reí—. Es porque cuando estemos ahí y le "declare mi amor" no saldré huyendo de ese momento.

–Tú si que sabes matar un momento tan lindo y cursi.

–Pues que te digo así soy yo.

Había mucho ruido y giré a ver qué ocurría. ¿Y qué me encontré? Me encontré a un montón de chicos y chicas rodeando a la nueva ¡Sí, esa! la chica del cabello castaño muy claro.

–Como si nunca hubiesen visto una chica —me quejé sin apartar la vista de ellos.

–Son todos unos cerdos —dijo Sophia y ambas reímos. 

You changed my life [Jack Dylan Grazer] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora