CAPÍTULO 14

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–Todo ese escándalo ¿por una chica? —resopló Sophia.

Estuvimos mirándolos por unos segundos, hasta que el timbre sonó. Sophia me acompañó a mi salón y luego se fue al gimnasio.

Entré y ví a Jack sentado solo, me quería sentar junto a él pero la chica nueva se me adelantó. Puso su mochila en el asiento, como si ese fuera el único asiento en el salón y debías pelear por él. Me dedicó una sonrisa maliciosa y sentó ahí.

Pasé al lado de Jack, y casi en un susurro dijo:

–Tranquila, será la siguiente clase —me dedicó una sonrisa.

Pero a pesar de eso no me sentí del todo aliviada, me senté junto a una chica para pasar la clase. Entraron los últimos estudiantes y entre ellos estaba Glenn, se sentó dos asientos atrás de mí, lo que no me hizo sentir bien. La profesora cerró la puerta y la clase comenzó.

–Buenos días clase. El día de hoy se nos une una nueva estudiante, ella es de intercambio y nos acompañará solo por dos meses, así que sean amables con ella el tiempo que se quede. Ahora le pediré que se presente con la clase.

Se paró enfrente de la clase y se presentó.

–Hola, mi nombre es Verónica Loftus, vengo de Texas y tengo 15 años.

Todos los chicos la veían embobados, por un momento giré a ver a Jack, él la veía interesado pero no babeando como los demás. Supongo que era de esperarse.

La clase transcurrió lento... muy lento, lo que la hacía peor era escuchar las risas de la tal Verónica con Jack.

Giré a ver a Glenn con disimulo y este amplio una sonrisa maliciosa. Incómodo. Desvíe la mirada en un segundo. 

Sonó el timbre ¡Aleluya!

Tomé mis libretas y salí de ahí a paso rápido, realmente no soportaba verlo con ella. Bajé las escaleras cruce por los pasillos y llegué a la puerta principal. Iba caminando por la angosta acera, y escuché mi nombre a lo lejos.

–¡Sabrina! ¡Espera!

Giré y me encontré con un Jack todo agitado.

–Te dije que esperes —dijo con el poco aliento que tenía, en serio había corrido mucho.

–Lo siento no te escuché —me saqué uno de los audífonos y se lo mostré—. ¿Estás bien? ¿Quieres que te compre un inhalador?

–No, no es necesario solo... —no terminó su oración por el aire que le faltaba, así que esperé a que lo recuperara.

–Ya pasó —dijo— ahora sí, lo que venía a decirte. ¿Por qué te fuiste tan rápido? Ni siquiera te despediste de mí.

–Ah... No, es que recibí una llamada de mamá y si no llego temprano a casa estaré en problemas. —mentí, me trabe un poco al decirlo. 

–¿Segura que es eso? —preguntó esperando otra respuesta por parte mía.

–Sí, ¿Qué más podría ser?

–No sé... Tal vez ¿celos? —dijo enfatizando la palabra "celos".

–Por favor ¿Celos? ¿En serio? ¿Es lo mejor que se te ocurrió?

–¿Qué más sería? —preguntó y me dio un pequeño empujón.

–¿Acaso no escuchaste lo que te dije? Fue por una llamada de mamá —le dediqué una mirada rápida.

–Es normal que sientas celos, todos lo sienten. —ignoró por completo mi comentario—. Ya deja de mentir, además eres muy mala haciéndolo.

Ay no puede ser. ¿En serio me dijo eso? Digo ya sé que soy terrible mintiendo o fingiendo, pero no era necesario ese comentario. De todos modos no quise admitirlo.

–Okey, no fue por una llamada de mamá. Es solo que no me sentía muy bien —solté.

–Mm... sigue escuchándose a celos. —íbamos caminando y agarró mi mamo entrelazó nuestros dedos.

–Oye espera... ¿Qué haces?

–No tienes por qué preocuparte si crees que empezaré a sentir algo por ella, o si crees que le pondré más atención. 

Mi preocupación por Jack no era mucha, yo sabía que él no se fijaría mucho en ella. La que me preocupaba era Verónica, tal vez ella intente alejarme de Jack, como lo hizo hoy con el asiento.

La mano de Jack se sentía cálida, y me puso feliz el hecho de que vayamos caminando así.

Después de haber discutido el tema de los "celos" llegamos a mi casa y antes de despedirme de Jack quise preguntarle sobre la cita.

–Mm... Jack me preguntaba si querías salir conmigo, pero no como una salida casual sino como una cita. —mis mejillas ardían, y las palabras no me salieron como quería que me salgan.

Me miró y después de unos segundos me dedicó una sonrisa mostrando sus perfectos dientes.  

–Claro. ¿Cuando?

–Bueno pensé que sería muy bien si sería mañana.

–¿Mañana? Alguien está ansiosa —rió—. No hay problema, mañana será.

Me dedicó otra sonrisa, se despidió y se fue.

You changed my life [Jack Dylan Grazer] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora