CAPÍTULO 3

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–Cariño, despierta ya llegamos.

Con la luz del sol que entraba por la ventana del auto, fui abriendo mis ojos poco a poco.

¡Llegamos!

Era todo tan diferente. Observaba atentamente; al entrar a la cuidad se podía ver la playa a lo lejos, la ciudad era hermosa, me gustaba ver edificios, ver a tantas personas en las calles.

***

–Y ¿Qué te parece la casa?

–Es bella, pequeña pero bella.

Entramos, y era aún más encantadora de lo que imagine, sería un buen hogar para mamá y para mí.

–Hija olvidé decirte, le pedí a mi nuevo asistente que te busque una escuela. Marcus habló con la directora de un colegio a unos minutos de aquí, y acepto el intercambio.

–¡Mamá! Será aburrido.

–Pequeña, tienes que darle una oportunidad, ese es el punto de haber venido, no creo que sea tan malo. Así que ordena un poco tu nueva habitación y luego ve a descansar, que mañana será un día emocionante.

****

Estaba parada frente al closet de la habitación, no estaba repleto de ropa, así fue más fácil escoger la ropa que utilizaría. Agarre mi mochila y metí una de las libretas que tenía y con ella unos lapiceros que encontré.

Baje a desayunar, mamá servía panqueques.

–Y... ¿Emocionada?

–Si.

No era así, estaba muy nerviosa.

Que bueno, hoy te acompañaré, te llevaré en el auto, así que ve por tus cosas. 

Cuando llegamos pude notar que este colegio era mucho más grande que mi anterior colegio, tenía árboles, una entrada muy amplia.

Entre con muchos nervios, me dirigí al salón que me tocó. Encontré asiento al medio del salón, observaba a los chicos que llegaban, pero uno de ellos llamo mi atención.

Tenía el cabello desordenado, sus cejas eran espesas, sus ojos eran de color avellana.  

Tomó asiento una fila adelante, así era más fácil observarlo.

–Buenos días estudiantes, acaban de informarme que hoy una nueva compañera se une a la clase. Por favor señorita podría presentarse ante la clase.

Sentí la mirada de todos, cosa que no me gustaba para nada. Me paré un poco tímida y con la cabeza un poco baja. 

–Eh... Mi nombre es Sabrina Grey, soy de San Francisco y tengo 15 años.

–Gracias puedes tomar asiento.

Mientras lo hacía, giré a ver al chico del cabello desordenado, pero él también lo hizo y chocamos miradas, sentí una conexión de inmediato, esa sensación solo la había sentido una vez.

Hubo una llamada desde dirección y la maestra tubo que salir.

Durante ese tiempo, me quedé observándolo, no se que era pero no podía llevar mi mirada a otro lado. Muchas chicas se le acercaban, supuse que eso le debe pasar a menudo, era un chico realmente simpático y tenía una sonrisa que cautiva a cualquier chica.

En eso el timbre hizo que saliera de mis pensamientos, tomé mis cosas y salí buscando la cafetería, tomé asiento en una mesa que estaba vacía; en eso me llega una notificación saco el móvil para verlo, levante la mirada y ahí estaba él justo frente a mí.

–Hola, soy Jack. 

–Hola.

–Noté que me mirabas en el salón.

¡Rayos!, lo había notado, no entiendo cómo no me di cuenta si lo llevaba viendo todo el tiempo.

–Si, yo lo siento, no sé porque lo hice. —. Traté de excusarme.  

–No te preocupes, no pasa nada. Y que te parecen Los Ángeles ¿Ya conoces la ciudad?

–La verdad es que no, apenas ayer llegué y todo el día estuve desempacando.

–¿Quieres salir a conocerla? Yo te puedo llevar a conocer la ciudad. Hoy en la tarde—. Dijo con una pequeña pero hermosa sonrisa.

–No veo por qué no.

–¡Genial! Me das tu número, así te llamo para que pueda recogerte.

–¡Sí claro!

Y así Jack y yo intercambiamos números. Jack parecía ser un chico genial, su forma de hablar, los gestos que hacía y su cabello desordenado que le daba un aspecto fresco y despreocupado.

De algún modo estaba un poco nerviosa pero eso no importaba porque saldría con él esta tarde, y de alguna manera eso también me emocionaba, pero no quería hacerme ilusiones con aquel chico, estaba bien si solo lo veía como un amigo.

You changed my life [Jack Dylan Grazer] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora