Egocentric -; Changbin

14

¿Por qué rayos no me traje una chaqueta?

Demasiado tarde para pensar en eso.

Había llegado hace unos minutos a la casa de Changbin pero me daban muchos nervios tocar su puerta, así que me mantuve llamándolo pero no contestó ninguna de ellas.

-Binnie, Binnie - Le susurré a su puerta y luego me senté en el escalón de la entrada.

¿Debería tocar?

¿Y si me abren sus padres?

Maldición, ¿Por qué no puedo dejar de llorar?

Me quité los tacones, no tan altos, que tenía y toqué el frío suelo con mis pies. Sentía unas cosquillas entre mis dedos por la brisa fría que pasaba.

Y maldije otra vez por traer un top de tirantes y no ponerme chaqueta.

Al final, decidí tocar la puerta. ¿Que podía pasar? Si me abren sus padres los saludaré y preguntaré por Changbin, listo.

Me puse los zapatos nuevamente y limpié los rastros de lágrimas de mis ojos. Menos mal que mi maquillaje no esta cargado. Aunque supongo que mis ojos están muy hinchados.

Suspiré y toqué varias veces la puerta. Di unos pasos hacia atrás y esperé.

Aguanté las lágrimas mientras me abrazaba a mi misma para darme calor.

¿Por qué decidí venir sin primero asegurarme de que estaba en su casa?

Saqué mi telefono y vi que todos los mensajes que le envíe marcaban "visto". Me emocioné y empecé a escribirle muchos mensajes, pero me detuve cuando escuché que alguien estaba abriendo la puerta.

-¿Linna?-Preguntó apenas me vió y yo salté para abrazarlo.

Y empecé a llorar. Mucho.

Sentí como su pecho se movía por la agitación. Supongo que vió mis mensajes y vino corriendo a abrirme.

-Gracias por abrirme- Le dije entre sollozos y el se separó de mi.

-Ven, entra- Tomó mi mano y me guío hacia el interior de su casa.

Las lágrimas no me dejaban ver nada así que solo lo seguí.

-Sientate acá- Le hice caso y me senté en el gran sofá que mis ojos pudieron captar. -¿Que pasó?- Me preguntó y yo intenté responderle pero no podía articular ninguna palabra.

Creo que lloraba mas por verlo que por lo que me había pasado.

Su mano intentaba calmar mis lágrimas mientras me daba pequeñas caricias en la mejilla. Yo lo miré a los ojos intentando mostrarle mi agradecimiento. Como vió que no me calmaba me atrajo hacia él y escondí mi cara en su cuello. Me dió un beso en la frente y acarició mi espalda lentamente.

-Sigue el ritmo de mi mano con tu respiración -Susurró y le hice caso. Cuando su mano subía por mi espalda yo inhalaba y cuando bajaba exhalaba. Seguimos así unos minutos hasta que el llanto paró y cerré fuerte mis ojos inhalando el aroma de su cuello.

Mi madre tiene razón, me gusta mucho el perfume de hombre.

Aunque en el no olia mucho, solo quedaban rastros en su suéter pero su cuello olía a jabón.

-¿Te sientes mejor?- Me preguntó y yo asentí lentamente. Él se separó de mi y me miró a los ojos. Se veía muy preocupado, ahora me siento mal. -Ni se te ocurra disculparte.

-No leas mi mente- Me quejé con la voz quebrada y le regalé una pequeña sonrisa la cual el respondió.

Se inclinó y me quitó los tacones para luego levantarse y tenderme su mano.