Capítulo 16: Un trabajo para Maite

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CAPÍTULO 16:

A la mañana siguiente soy una mezcla de pato mareado y niño que se ha metido un cargamento entero de azúcar en el cuerpo. Voy de un lado a otro del restaurante sin parar. Sirviendo hasta los platos de los otros camareros. De un lado a otro tan rápida que incluso llego a tener algún que otro accidente cuando tomando los platos de una mesa que se había marchado y al girarme, choco con otro camarero y tiro los platos al suelo. Por suerte, solo eran unos pequeños de unos aperitivos que habían pedido, pero eso no significa que mamá lo tomara bien.

-Ala, la que ha formado- Lolita, que había venido con los Palacios a comer aquel día, salta del susto al escuchar el estruendo que formo- Madre mía, hija, me has quitado el hipo del susto que me has metido.

-LO siento, Lolita. Es que...

Intento disculparme, pero mamá, que al escuchar el estruendo que he formado, sale de la cocina para acercarse a nosotros y, de paso, regañarme:

-Pero nada- responde esta- Madre mía, Camino, que vaya mañana que me llevas. ¿Qué te pasa?

-Nada, mamá, ya te lo he dicho...-- o no.

-Pues no, cariño- dice volviéndose hacia los Palacios- Es que lleva un día que parece que ha bebido un litro de bebidas de esas que te dán energía.

-Dejala Felicia. Tampoco es para tanto- por suerte, Ramón salen mi ayuda- Que seguramente es que está agobiada con tanto trabajo. ¿No les ayuda hoy su hijo Emilio?

-Emilio tenía la mañana libre y salió fue- responde, cuando para mi sorpresa, mamá añade- Quizás tenga razón. Esta mañana hemos tenido mucha gente y la verdad es que mi hija no ha parado.

Eso es un milagro. Que mamá le de la razón a otros y la culpa a ella, es algo que parece que no se vé muy a menudo. Por eso, cuando escucho a Ramón protegerme en cierta manera, y a mamá decir aquello, no dudo en saltar:

-¿Tú crees, madre?

Mamá me manda una mirada asesina y la verdad es que por primera vez, me da pena echarle la culpa a mamá sobre como estaba... no teniendo la culpa ella. Porque sí, estaba nerviosa, atacada, emocionada y en alerta, pero no porque estuviera con la ansiedad a tope, no porque tuviera mucho trabajo al que acudir, si no porque aquella misma tarde, tenía que acudir al estudio de Maite para que esta me pintara desnuda en cierta manera.

Porque sí, finalmente, aquel día, había conseguido que Maite aceptara pintarme, tomarme como modelo para el trabajo que le habían pedido. Estaba feliz, eufórica, pero aterrada. No sabía qué iba a pasar, solo tenía claro que si durante mucho tiempo, las chicas habían utilizado cosas así para seducir a los hombres, ¿por qué no lo hacía yo también para "seducir" a Maite?

Dios, ni siquiera podía creer que estuviera diciendo aquello.

El caso es que lo iba a hacer, iba a posar desnuda para Maite. Iba a verla trabajar de una forma diferente a la que me tenía acostumbrada, pero también, a ver su reacción ante mí. Muchas veces había visto lo nerviosa que se ponía ante mí. Lo que Margarita le había dicho sobre mí y su reacción. Sin embargo, y aunque había pensado en ello y había llegado a la conclusión de que había posibilidades de que yo a ella también; también pensaba de que podría haber posibilidades de que no.

Asique, supongo que en ese momento, se descubriría todo.

La hora entonces se va acercando, yo cada vez estoy más y más nerviosa. Sin embargo, si lo quiero hacer, lo debo de hacer ya. Salgo entonces disparada del restaurante para el estudio cuando...

-¡Ay, Dios!- no es que me desagrade, pero ver en plena calle el morreo de tu mejor amiga con tu hermano, la verdad es que... no agrade.

-Camino- Emilio salta, limpiándose el carmín de Cinta de la boca, pero es para nada.

Amor, Pintura y otras cosas //Maitino Fanfic// Acacias 38 COMPLETADO #Wattys2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora