A dos puntas.

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Las manos de Steve se mueven en forma automática al trabajar, mientras su mente se mantiene enfocada en las tareas de turno. Ya sea sirviendo café, repasando la mesada o marcando pedidos en su caja registradora, algo siempre lo mantiene ocupado, pero incluso a pesar del cansancio nunca olvida lucir una gentil sonrisa en su rostro, y un tono cordial en su voz.

Esa mañana en particular, todo parece marchar normalmente. Los clientes entran y salen como una marea humana; el aroma a granos de café recién molido y a pan tostado inunda el aire; hasta el propio Tony ya pasó en busca de su latte de todas las mañanas, dejándole un guiño de ojos y una media sonrisa antes de marcharse... Todo va bien, sin sorpresas, hasta el momento en que vislumbra por el rabillo del ojo a dos figuras acercarse, y voltea rápidamente para tomar su pedido. Entonces, al ver de quienes se trata, su sorpresa es tal que las palabras abandonan por completo su boca, y el marcador que sostiene en sus manos se le resbala. 

¿Qué diablos...?

—¡Hola de nuevo! —Tony lo saluda con una mueca, mientras James aparece a su lado como una siniestra sombra—. Quisiera otro café como el de recién, por favor. El mío sufrió un leve accidente en el camino...

—¿T--Tony? ¿Bucky...? —El muchacho balbucea con torpeza, agachándose rápidamente para recuperar la fibra y levantándose con un ligero vahído—. ¿Q--qué...?

—Hola, Stevie —El menor de los dos repone antes de echarle una mirada asesina de reojo a quien lo acompaña—. Yo también quisiera un café por favor. Puro.

—El mio con crema y canela. —Tony acota.

—E--Eh, sí, yo... —Gira hacia la caja registradora, dispuesto a marcar los pedidos en forma automática como hace siempre, pero se detiene al instante, aturdido— ¿Q--Qué hacen aquí, juntos? —La pregunta escapa de sus labios antes de poder contenerse, mientras las incómodas dudas que lo asaltaron la noche anterior vuelven a dispararse en su cabeza. ¿Acaso ellos siguen encontrándose por su cuenta? ¿Por qué?

La respuesta conjunta de sus dos pretendientes no se hace esperar:

—No estamos juntos.

—Oh —repone él—. P--Pero entonces...

—Fue un desafortunado incidente —Tony explica con un encogimiento de hombros—. James y yo nos chocamos en la vereda, y mi café anterior... —Echa una mirada apenada hacia la chaqueta que el otro trae en su mano, y suspira antes de continuar— Digamos que no quedó mucho de él.

Steve observa la chaqueta de Bucky intentando comprender, pero su cerebro se siente lento, como si se encontrase dentro de una espesa neblina. Ve a su ex soltar un tenso suspiro y apretar su mandíbula y comprende instintivamente que está cabreado. ¿Pero por qué? ¿Acaso Tony...?

—Si no me hubieses volcado el café encima... —James comienza entre dientes, corroborando su teoría. De inmediato, el mayor se ataja:

—¿Otra vez con eso? Ya te dije que no fue intencional, yo ya me estaba yendo. ¿Crees que me gusta estar aquí, viéndote la cara?

—La cara de idiota, tal vez —masculla Bucky—. Ya pide tu café, Stark, y deja de malgastar el tiempo de Steve, ¿quieres...?

—Ahora sí estás siendo razonable. Steve, cariño —agrega Tony volteando hacia éste con una sonrisa afable y entregándole una exclusiva tarjeta platino—, ¿puedes ir haciendo marchar ese latte? Me esperan en la oficina...

El mencionado ve a Bucky gruñir poco disimuladamente, luego a Tony sonreír con dulzura, y de pronto lo comprende. ¿"Steve, cariño"? ¿Un café volcado sobre la ropa? ¿Un pago con una tarjeta que jamás usó antes? Eso no es mera torpeza, eso es una pelea de gallos...

Tres (no) son multitud - Stuckony AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora