El arte... de hartar.

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—Es la primera vez en años que me pides una sesión de emergencia, Anthony —La mujer comienza mientras invita al nombrado a recostarse en el amplio diván de su consultorio—. ¿Qué está ocurriendo...?

—Eh--sí... Sólo consulta, no sesión... —Tony la corrige mientras se desabrocha el saco de vestir y toma asiento, pero sin acomodarse demasiado. Su intención es resolver una simple duda y continuar su camino, no dedicarle una hora extra a su terapia de psicoanálisis esa semana.

Su terapeuta asiente cordial y entrelaza sus finos dedos sobre el escritorio, en un ademán meditabundo.

—Muy bien —Le indica con un leve asentimiento de su anguloso rostro—. Te escucho. ¿Qué quieres consultar?

—Bueno... —El empresario se remueve incómodo en el lugar, pero decide ir al grano. Después de todo, cada segundo extra dentro de ese acogedor cuarto es lo suficientemente costoso como para no querer desperdiciarlo— Verás, son estos sueños que he estado teniendo, no logro... Es decir, se supone que ustedes los psicólogos saben descifrar los mensajes del inconsciente y todo eso, ¿cierto?

—Cierto —Ella concuerda.

—Y se supone que hay un significado detrás de ciertos... simbolismos que podemos llegar a visualizar, ¿no es así?

—Hay un significado detrás de todo, Anthony. Incluso de tu nerviosismo ahora mismo.

Tony suelta una risita nerviosa y asiente, pero pronto decide ponerse de pie.

—¿T--Te molesta si camino? —inquiere con una mueca cómplice— No estoy de ánimos de quedarme quieto--

—Eres libre de hacer lo que gustes, éste es tu espacio —Ella lo reconforta, tan impasible como siempre. Así que él se desplaza por el acogedor consultorio, observando la elegante decoración minimalista mientras busca las palabras correctas para explicarse.

—Bueno, en mis sueños está Steve... —comienza.

—El muchacho del café.

—Sí, él. Y... también está James.

—Su ex pareja.

—Sip. Y Steve... siempre me es indiferente, como si no pudiese verme, lo cual es extraño porque no es que yo sea invisible, pero... —Se detiene, nervioso por lo siguiente que debe admitir, y elige deliberadamente distraerse observando los pequeños adornos de aspecto hindú que su psicóloga colocó sobre una repisa, junto con una foto de ella misma en un sitio extraño, rodeada de un grupo de monjes— ¿Dónde es eso? ¿La India? —inquiere con curiosidad. Ella sonríe amablemente y niega.

—Katmandú, Nepal.

—¿Eras una especie de... monje? ¿Sacerdotisa?

Una vez más la mujer sonríe, tan paciente como siempre, pero mucho más esquiva.

—Pasé algunos años estudiando allí, sí. Pero no estamos aquí para hablar de mí, ¿o sí?

—N--No, por supuesto —Tony repone devolviendo el portarretratos a su lugar, pero aún picado por la intriga—. ¿Pero te habías afeitado la cabeza por voluntad propia o era parte del... culto?

Su psicóloga ríe resignada y acomoda su cabello corto y rubio hacia atrás.

—Yo decidí usarlo así, me permitía perder menos tiempo peinándolo todas las mañanas.

—Claro. ¡Inteligente! Bien... en mis sueños, Buck--James —Se corrige de inmediato— es algo... agresivo conmigo. Y Steve no interviene, al menos no enseguida. ¿Qué crees que signifique eso?

Tres (no) son multitud - Stuckony AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora