Un fantasma del pasado.

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Bucky ha sido entrenado para trabajar bajo presión. Sabe cómo contener sus emociones frente a altos niveles de estrés; cómo tomar decisiones críticas en sólo segundos; cómo reaccionar con frialdad ante eventos inesperados... Y es por eso que, al ver a Steve hablando con otro hombre en el café, su cerebro le indica de inmediato que no hay peligro alguno. De seguro sólo son amigos, o quizá estén conversando sobre trabajo. No hay nada que le indique que ese hombre tenga ningún tipo de relación íntima con su ex...

Hasta que Steve le sonríe.

No un gesto cordial o amistoso, libre de importancia, sino la clase de sonrisa que sacude sus hombros y lo hace agachar su cabeza; que tiñe de rojo sus orejas y que finaliza con una complacida mirada a través de sus gruesas pestañas, acompañada de un suspiro. Esa sonrisa especial que indica que el muchacho se siente profundamente halagado, o peor aún, atraído. 

Bucky la conoce bien, porque durante años él fue su único destinatario. Pero ahora Steve se la está regalando a ese hombre desconocido, y claro, el tipo sonríe, porque ¿qué más podría hacer ante una visión así...?

Una vez más su mente se pone en funcionamiento y ahora sí todo encaja en su lugar. La tensión en los hombros del trajeado, la forma que se inclina hacia delante para hablar, como se devora con los ojos al muchacho frente a él... todo hace evidente que le está coqueteando, y a juzgar por la forma en que Steve parece responder a sus gestos, es bastante bien recibido.

Bucky retrocede, aturdido como si acabase de recibir un bofetón. ¿Por qué demonios creyó que volvería para encontrarse todo tal y como lo había dejado? ¿Qué le hizo pensar que su novio no habría seguido adelante después de tanto tiempo separados? 

Cegado por el dolor y sintiéndose un completo idiota, James Buchanan Barnes hace lo único que se le ocurre en un momento de semejante tensión, alentado por su rápida mentalidad de agente, y por su enorme capacidad resolutiva: 

James Buchanan Barnes huye.

°

Con la noción del tiempo totalmente perdida y una profunda sensación de vacío en el pecho, el joven camina sin rumbo hasta que las piernas le duelen, y los pies se le ampollan. Agotado, le sorprende mirar hacia arriba y descubrir que el cielo ya está oscuro, pero aún así no se detiene. Necesita irse lo más lejos posible de ese café; lo más lejos posible del recuerdo de la hermosa sonrisa de Steve iluminando la mirada de alguien más.

Su errante andar lo conduce finalmente hasta una estación del subterráneo, y sin pensarlo dos veces Bucky decide abordar el mismo, para ir al único sitio en donde siente que podrá conseguir un mínimo consuelo en un momento semejante. El tren recorre decenas de estaciones antes de llegar a destino, y cientos de personas suben y bajan del mismo a su alrededor, pero a él no le importa. Lo único en lo que puede pensar es en todas las veces que Stevie y él realizaron el mismo recorrido juntos, aprovechando la multitud para poder pegarse el uno al otro sin pudor, disfrutando de su calor mutuo. Sin embargo, ese recuerdo le genera otro doloroso aguijonazo en el pecho, y eventualmente James se obliga a si mismo a cambiar el rumbo de sus pensamientos, demasiado consciente de la falta de aire a su alrededor.

Quizá debería enviar un mensaje primero, piensa al salir a la superficie. Avisar de su próximo arribo. Sería lo más decente de su parte. Pero la angustia comienza a atenazar su pecho y lo único en lo que Bucky puede pensar es en llegar a destino antes de romper a llorar como un idiota en medio de la calle. Lo último que necesita es que algún transeúnte le pregunte qué le ocurrió y él tenga que responder "abandoné al amor de mi vida para perseguir una carrera, y ahora es el amor de alguien más"...

° ° °

Steve llega a su departamento luego de la tarde más extraña que ha tenido en mucho tiempo. Abre la puerta de  calle, se dirige rumbo a las escaleras, y se sorprende al ver en el espejo del recibidor que aún luce en el rostro la leve sonrisa que Tony dibujó allí, con su humor franco y sus excéntricas ocurrencias, durante las dos horas que duró su cita.

Tres (no) son multitud - Stuckony AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora