-Alex-
Sam y yo caminábamos por los pasillos tranquilamente. Ninguno de los dos había vuelto a mencionar sobre lo ocurrido en la enfermería, era mejor dejarlo así.
Mientras avanzamos varias chicas se detienen a vernos, bueno, se detienen a ver a Sam. Esto siempre ocurría, es que Sam tenía ese encanto natural que atraía a toda mujer, encanto que el resto de los hombres no podemos entender.
Siempre le pregunto cómo lo hace pero nunca me responde, parece que quiere guardarse el secreto para si mismo.
Entramos al salón correspondiente y nos sentamos juntos, prácticamente me tiré en la mesa y cerré los ojos. No había dormido bien, pensé demasiado y para cuando me di cuenta ya eran las cuatro de la mañana.
—Te ves más feo de lo usual hoy Alex.
—Tan tierno, gracias por tu preocupación.
Al contrario de lo que esperaba, no me siguió el juego.
—¿Dormiste bien? —Preguntó esta vez más serio.
—...—No quiero hablar sobre ello, menos con él— Si, desperté un par de veces nada más.
—Mentiroso.
No le presté más atención, después de todo no me iba a dejar en paz hasta que dijera lo que quería escuchar, y yo no le iba a dar el gusto de oírlo.
No, no dormí bien. Estuve toda la noche pensando en ti maldita sea ¿contento?
Ni loco lo diría en voz alta, antes muerto.
Cambié de posición dándole la espalda.
—¡Chicos! Escuchen un poco —La presidenta del curso nos habló— La profe no podrá venir a la clase de hoy por problemas de tiempo, así que tenemos el tiempo libre. Si nos comportamos bien nos dejarán solos así que...
Y explicó cosas que no podíamos hacer como gritar, correr, salir del salón, etc. No la escuché con mucha atención la verdad.
Varios compañeros no esperaron más y empezaron a conversar, jugar, escuchar música y un montón de cosas. Y yo por fin tenía mi oportunidad para dormir.
Me acomodé sobre la mesa, cerré los ojos y de ahí ya no supe más del mundo.
♡♡♡
Entre la oscuridad salí de mi habitación, los ruidos no paraban y se hacían cada vez más violentos. Sabía la razón de aquellos horribles ruidos, y eso me asustaba.
Otra vez entraron a casa.
Me escondí en el lugar de siempre, el lugar que mamá me dijo que debía ir cuando estas cosas pasaran. Desde ahí era posible escuchar todo lo que pasaba en la sala, donde las cosas malas ocurrían.
Escuché un grito, uno muy fuerte y espeluznante.
Mamá.
Tenía miedo, tanto miedo que mi cuerpo temblaba sin parar, las lágrimas salían solas y no era capaz de siquiera decir una palabra.
Seguido a aquel grito, hubo silencio. Un silencio que solo fue interrumpido por un par de pasos y una puerta cerrándose. El silencio se prolongó por mucho tiempo más, no podría decir cuánto, si solo fueron minutos u horas, pero de lo que estoy seguro es que los segundos nunca habían pasado tan lentamente.
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NO HOMO BRO
RandomSam y Alex son mejores amigos de la infancia, siempre se los ve juntos y jamás nadie a podido interferir entre ellos. Su relación es tan estrecha que algunas personas suelen confundir su amistad con algo más allá, pero ¿qué pasaría si en realidad no...