15. Castigo

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-Sam-

Ahora mismo estaba en una sala vacía, con una hoja llena de ejercicios y un profesor vigilando cada movimiento que hacía. Estaba castigado.

No podía creer la manera absurda en la que termine castigado, fue tan repentino que ni siquiera tuve tiempo de protestar. El solo recordarlo me hacía soltar un suspiro lleno de indignación y frustración.

La forma en la que terminé en esta situación fue la siguiente:

Estaba en clases junto a Alex, me negué a separarme de él en todo momento, por lo que estábamos sentados juntos como era usual. En un momento le pregunté sobre un ejercicio de matemática que no podía resolver, y para cuando levanté la vista el profesor ya nos estaba acusando de copiar las respuestas y hacer mucho ruido. Su reprimienda iba originalmente dirigida a Alex, sin embargo siendo consciente de lo peligroso que sería que Alex se quedase hasta tarde fuera, me eché la culpa.

Estaba molesto por tener que estar aquí sabiendo que en este preciso momento Alex podría estar en peligro, y para echarle más leña al fuego cada vez que levantaba la mirada me encontraba con el rostro de ese molesto profesor.

—¿Sucede algo? —preguntó él al ver que no hacía nada.

—No —Lo miré fijamente, con una profunda sospecha.

El profesor Hugo soltó una risita y siguió en lo suyo. Y a pesar de las cientos de quejas que tenía en ese momento, yo también me puse a trabajar.

Resolví un par de ejercicios, no sabía si estaban correctos pero eso no me podía importar menos. Ahora mismo mi mente no tenía tiempo para esta estupidez. Levanté la mirada una vez más, estando cada vez más seguro de mis sospechas.

Este hombre estuvo en el casi secuestro.

Estaba seguro. En ese momento al escuchar su voz lo reconocí, pero no me creía del todo mi suposición, después de todo se supone que un profesor es alguien bueno ¿no?

Sin embargo mientras más lo observaba más parecido le encontraba con el hombre enmascarado. ¿Será este tipo una clase de infiltrado?

A penas pensé en ello el hombre frente a mí suspiró dramáticamente.

—Ya no lo soporto más, tengo que decirlo —dijo para si mismo, con una actitud completamente diferente a su yo habitual—. Tú, mocoso ¿estás sospechando de mí no es así?

La pregunta y su forma de hablar me tomaron por sorpresa, y solo pude mantener silencio.

—Esa mirada tuya me dice que estoy en lo correcto —rió, una cara burlona mientras decía—. No pensé que fueras tan inteligente, ya he visto tus notas y... —dejó la oración en el aire, e hizo una expresión de desaprobación.

—Entonces ¿está diciendo que no me equivoco?

—Exacto, acertaste.

Me congelé. Este tipo me estaba confesando que participó en un crimen como si fuera una anécdota divertida.

Al instante me puse serio.

—Tú objetivo es Alex.

Esta vez no contestó, pero su sonrisa confirmaba mi afirmación.

—Pero qué chico tan perceptivo —se burló.

—¿Por qué me dices esto?

El que me diga todo esto con tanta naturalidad... no podía sino hacerme sospechar.

—¿Por qué? Mmmh me pregunto por que será.

Lo miré en silencio, esperando que continuara.

NO HOMO BRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora