-Alex-
De camino a casa de Sam iba decidiendo un plan de estudios con el que avellanita pudiera entender. Me estaba tomando bastante en serio lo de ayudar a Sam, ya que no soportaría que repitiera el año. Definitivamente no permitiría que eso suceda.
Pensaba en ello hasta que caí en la cuenta. Sam no había dicho "gané" en todo este tiempo.
A pesar de que había "perdido" Sam no mencionó en ningún momento el tema.
—¿Te sientes bien? —pregunté, algo desconfiado.
Él me miró en confusión.
—Sí, ¿acaso me veo mal?
Reí.
—Es que no te has regodiado en tu victoria.
—Yo no gané.
Me detuve y el se detuvo también, lo miré a los ojos esperando a que continuara hablando.
—Yo te hablé primero, ¿recuerdas? Cuando te perseguía.
El tiempo pareció detenerse. Volví a ese momento y, efectivamente, Sam me habló primero, tratando de explicar la situación.
Una sonrisa se formó en mi rostro.
—¡En tu cara, esta vez el vencedor soy yo! Sabía que ganaría era lo más obvio. Espero que no te lo tomes mal porque estoy seguro de que seguiré ganando, empieza a acostumbrarte al sentimiento de derrota, avellanita —Seguí disfrutando mi victoria en sus narices bailando y haciéndole señas.
Sin embargo en el fondo sabía que yo no era el vencedor.
Después de todo yo te fui a buscar primero.
♡♡♡
Sam abrió la puerta de su casa y se hizo a un lado para que yo pasara primero.
—Vaya caballeroso que me saliste Sam.
—Cierra la boca.
Entramos a la casa tratando de hacer el menor ruido posible, Sam me envió una mirada cómplice: "si ven que estás aquí los gemelos te seguirán hasta para ir al baño". Asentí, ya que sabía que era verdad. Esta vez estábamos aquí para estudiar, no jugar.
Nunca pensé que diría esa frase en esta vida.
Sam cerró la puerta con cuidado, y como pudimos caminamos por el pasillo sin emitir sonido. Hubo un par de empujones y pisotones mientras avanzábamos, pero nada muy ruidoso.
Al llegar a la sala de estar, a sólo unos cuantos pasos de las escaleras, las cuales nos llevarían finalmente a nuestro destino, nos detuvimos. Nos detuvimos ante la vista de una mujer joven que nos miraba con atención y gracia desde la cocina, tratando de no reír.
Sam se sorprendió.
—¿Olivia? ¿Qué haces tú aquí? —dijo casi en un susurro.
Miré a ambos con un mal presentimiento.
—¿Cómo que qué hago aquí? ¿Acaso no puedo visitar a mis hermanos? —habló de manera casual, con un tono de voz elevado a propósito.
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NO HOMO BRO
RandomSam y Alex son mejores amigos de la infancia, siempre se los ve juntos y jamás nadie a podido interferir entre ellos. Su relación es tan estrecha que algunas personas suelen confundir su amistad con algo más allá, pero ¿qué pasaría si en realidad no...