16. Guardaespaldas

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-Alex-

Miré a Sam con el ceño fruncido, pensando en como escapar.

Hace dos días se me pegó como una pulga, me sorprendió un poco y no entendí el porqué de su actuar, pero no me quejé por ello, es más, me pareció divertido y una oportunidad de molestarle. Sin embargo después de un tiempo ya estaba harto.

En serio, no me dejaba solo en ningún momento.

Un hombre a veces quiere ir al baño solo ¿bien?

Incluso ahora seguía pegado a mí, negándose a separarse aunque sea por un segundo. No entendía la razón, y tampoco pregunté.

Aunque... por más que me molestara, debía admitir que su extraño comportamiento tuvo sus beneficios.

Por ejemplo, las veces que me encontré con el profesor Hugo en los pasillos, o las clases que tuvimos con él Sam siempre estuvo ahí para evitar cualquier intento malintencionado de aquel hombre. Y gracias a su constante presencia podía sentirme más tranquilo, además de que no me aburría.

Sin embargo después de un tiempo de lo mismo, ya no quería más.

Me gustaba estar con Sam, claro que si. Pero esto ya no era divertido, en vez de parecer mi amigo era como un guardaespaldas, uno muy molesto por cierto.

Y después de dos días de soportar a esta molesta persona sin descanso, quería simplemente salir huyendo y tener un tiempo a solas.

¿Ya les dije que se había quedado a dormir en mi casa?

Por eso y muchas razones más, estaba planeando mi huida, una corta, solo un par de horas era suficiente. Lo único que pedía era un momento de soledad. Nada más.

Por eso miraba a Sam fijamente, esperando cualquier descuido para salir huyendo. Este era el momento perfecto.

Estábamos amontonados junto a un montón de otros estudiantes esperando frente a la puerta para que nos dejaran salir de una vez. En cuanto sonara el timbre, me escabulliré en la multitud y me iré a cualquier lugar lejos de Sam.

Nunca pensé que diría eso.

Para que llegara al punto de querer alejarme de Sam... así de insoportable estaba.

Seguimos esperando junto a los demás, y para no aburrirme comencé una conversación.

—¿Por qué te me pegas tanto? —fui directo al grano.

Sam me miró inexpresivo, probablemente pensando una respuesta.

—No me estoy pegando a ti.

—Y yo soy Madonna.

Giró la cabeza, ignorandome. Como si fuera yo el que estuviera diciendo idioteces sin sentido.

Por un momento iba a decir "no me ignores, bastardo" pero luego me di cuenta de que en realidad era mejor opción que así fuera.

Suspiré y repasé mi plan mentalmente.

En eso, mientras trazaba el camino que tomaría para alejar a Sam, mi vista se encontró con la de Sophie. Me alegré de verla, ya que no habíamos hablado desde hacía un tiempo. Me acerqué con entusiasmo y ganas de hablar con otra persona, Sam no tardó en seguirme.

Ella habló primero.

—Vaya, parece que ya no están peleados... en realidad se ve como todo lo contrario.

—Shhhh, no hablemos del pasado —dije al ver que Sam me miraba de forma extraña—. ¿Cómo haz estado? ¿Sigues comiendo pan?

Sophie rió ante mi comentario.

NO HOMO BRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora